CAPITULO 21

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Dayla

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Dayla

La máquina de coser hace mi trabajo innecesario. Esta consigue que la tela se deslize cómodamente sin necesidad de agujas y dedales. El movimiento que yo persigo es mantener la tela firme, dándole facilidad para que resbale continuamente. Además de cortar el funcionamiento si es necesario.

Me encuentro en proceso de realizar un polo manga corta gris, que luego pasaré a tintarlo. Y el primer proceso deja de ser sumamente complicado cuando coser se convirtió en un hobby a la par que la moda y el arte. Me entusiasma la idea de crear mis trajes con mis propias telas, encajes, diseños y manos.

La ventana entreabierta trae ese aire gélido que vuela mis prendas y mi sentido del humor. Como sea deseo que ya pasado el frío, la primavera nos acoja poco a poco. Necesito cambiar de vestimenta fría a una fresca. Abril tiene que llegar con plantas a florecer, árboles con vegetación verde y muchas personas menos entrometidas. Aunque los deseos se erosionan cuando la data de mi mente recuerda el domingo pasado.

✯✯✯

— Profesor ¿o tendría que decir tío Edgar?

Claro que su instinto fue apartarse y lo que se esperaba, sus ojos saltando por la repentina declaración.

— Soy Ekaterina Anderson Davis— exclamo un nombre que desearía se extinguiera de la faz de la tierra. Mi nombre de nacimiento, elegido por personas que no me estiman en lo más mínimo.

— ¿Kat? — reacciona con incredulidad. Aunque sigue siendo algo indescifrable cuando el nombre llega a su memoria con facilidad y tanta eficiencia que me descoloca. Me recuerda

— Espera ¿Está completamente seguro que no era lo que iba a decir?— Su mirada se ensombrece en cuanto sus líneas de expresión se desligan de una ternura colosal para ocultarse, para rellenar mi pared de recuerdos. Su sonrisa y las arrugas que la acompañaban se aplanaban en cuanto tenía que conversar con mis padres, tal como ahora— Tío Edgar...— advierto a que me diga la vida, a que no cometa otro error.

Palpa su frente, su barbilla, sus bolsillos, su torso para reiterar por qué no me gusta mi pasado, porque no deja de estar escondido— Yo fui sincero al decirte que me gustaría que fueras la nueva representante de clase.

Encuentro indecisión en su mirada, y es más que seguro que en la mía indecisión. Si encarar, si ser fuerte y no arrastrarme a sus brazos, si estar firme ante su clara señal que prefiere no hablar de eso o simplemente largarme. Podría fácilmente huir, podría volver, podría pero las opciones se extinguen; a él nunca le di una oportunidad. Quizá nunca la tuvo.

— Tu sobrina está frente a ti— me limito a decir, esperando su reacción que inclusive aguarda una sonrisa que no llega.

— ¿Estás diciendo la verdad?— Observo su tono desencajado e inseguro— No luces como ella, yo...— tiembla, ocultando de por sí algo que desconozco— te hubiera reconocido.

Cerebro vs Corazón © (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora