Capítulo 3

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Dos reglas para sobrevivir a este infierno: mantener siempre la cabeza en alto, como si fueras lo mejor de lo mejor y nadie pudiera igualarse; y tener una sonrisa en tu rostro pase lo que pase.

Voy caminando —no, no caminando, sino desfilando— mientras las chicas se me van uniendo poco a poco, así como suele suceder en las pelis malas de adolescentes. Todos los chicos desean tenerme y las chicas, o me admiran o me envidian. Aquí tengo el control de mi vida, soy la reina, hago lo que quiero.

—¿Oyeron lo que pasó? —pregunta Hannah— Rick Carson se fue del instituto. Su padre cayó en bancarrota y el pobrecito ya no podía pagar ni siquiera la comida. —Cruel como siempre. Hannah nunca se corta cuando tiene la oportunidad de humillar a la gente y sacar a la luz sus más sucios secretos.

—Ay sí. Yo no sé qué haría si a papi le pasara eso, es tan triste —suspira Jessica. Siempre fiel a su falsa compasión por los demás, una oración no es una oración si ella no está implicada.

Regreso a ver a Danielle para ver si tiene algo que añadir al tema. Dani es probablemente quien me cae mejor de todas ellas, nunca habla a no ser que sea necesario, es centrada y no le importan los cotilleos. También es la mejor amiga de April, que está flirteando con Marc. Sus intentos son inútiles y queda claro cuando él deja de prestarle atención repentinamente, volviéndose hacia mí.

—Hola Raquel, tenemos que... —lo dejo con la palabra en la boca y paso de largo. Todavía no estoy lista para afrontar lo que sea que tenga que decir. Me dolió lo que pasó la otra noche y no les puedo reprochar nada, pero aun así no creo que pueda confiar en ellos todavía.

—Eso fue muy grosero de tu parte, querida —me dice April con una sonrisa tensa una vez que se ha recuperado de la humillación que representa el ser ignorada por uno de los chicos más lindos y populares del instituto. 

La miro con desinterés.

—Estoy segura que lo que tenga que decirme puede esperar, ya vamos atrasadas —sé que ahora está enfurecida. Odia que le tome tanto esfuerzo que un chico como Marc se interese por ella y sin embargo a mí no me cueste nada ignorarlo cuando me presta atención. Ese pensamiento me da una leve satisfacción. April nunca tendrá el efecto que yo tengo en los demás, aunque lo intente con todas sus fuerzas.

***

Me duele la cabeza. Este día definitivamente está siendo mucho más complicado de lo que esperaba. No puedo decir que no sabía que iba a ser difícil, pero no tenía idea de cuánto. Puede que el dolor de cabeza insoportable también sea por haber bebido ayer, lo que prueba que no aguanto el licor muy bien. Genial.

El uniforme que me queda a la perfección me molesta y es muy incómodo, me duelen los pies por los malditos tacones de aguja de diez centímetros, un verdadero martirio; a veces de verdad me pregunto por qué los llevo si sé que son el infierno en persona. 

Tal vez porque necesito dar una impresión de chica inalcanzable.

Estar un rato sin que nadie me observe podría servir, aunque no estoy segura de si es buena idea caminar en este mismo momento. Pongo cara de angelito y levanto la mano.

—Señor Fuentes, ¿podría ausentarme un momento? —mi maestro de Literatura me mira alzando una ceja, esperando una explicación—. Tengo un pequeño problema —digo vagamente.

Él no insiste más, asiente con un leve movimiento de cabeza y continúa con la clase mientras yo salgo del salón. Probablemente sea la excusa más tonta que he tenido para fugarme un momento de clase, pero sabía que el señor Fuentes no se negaría, de hecho, es muy flexible con los alumnos.

Reacciona corazón | 1 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora