Capítulo 4

326 28 6
                                    

Llegué a la cafetería y ahí estaba él, se veía tan lindo, llevaba una camisa color blanco que le quedaba muy bien. Me acerqué a saludarlo y cuando me vio se puso de pie y me dio un beso en la mejilla para invitarme a la mesa. Pedimos dos capuchinos y conversamos por más de tres horas, sin embargo mientras estaba con él perdía la noción del tiempo. 

Cuando llegó la hora de irnos, me preguntó si podríamos volver a salir, quizá a un lugar diferente, me sentí emocionado y le di mi número de teléfono porque evidentemente quería volver a verlo, nos despedimos y cuando estaba subiendo a mi taxi recibí la llamada de un número desconocido, al contestar escuche su voz diciéndome - ya te extraño - no podía creer que esto estuviera sucediendo, era uno de esos momentos en los cuales te sientes tan feliz que temes que sea un sueño. 

Al llegar a casa saludé a mamá, cené con ella y papá, al terminar subí a mi habitación y me recosté en la cama, estuve allí por varios minutos sonriéndole al techo hasta que me levante y lo dije en voz alta - ¡Sí!, ¡Miguel me gusta y mucho! - tomé mi teléfono y le escribí el siguiente mensaje:

Gracias por ese café lo disfruté mucho, más aún con tu compañía, no tengo claro qué es lo que estoy sintiendo, solo sé que es algo bueno que me hace querer ser mejor para ti. Quiero tomarme el tiempo de conocerte para que esto siga creciendo. Miguel, eres tú. 

De inmediato recibí un mensaje de él que decía: Juan, me encantó compartir esta tarde contigo y quisiera compartir muchos momentos más, quiero sentirte cerca todo el tiempo que podamos tener. Eres tú. Descansa

Desde entonces no dejamos de hablar, unas semanas más tarde mientas charlábamos nos dimos cuenta que todo eso que sentimos al principio parecía volverse más y más grande. Ahora nos queríamos, así que decidimos que era tiempo de tener oficialmente nuestra primera cita como algo más.

MICHYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora