CAPÍTULO 8

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Valentina caminó lentamente detrás de Juliana y Mía, que saltaba feliz, mientras se dirigían a la pista de patinaje sobre hielo. El resto del viaje en auto fue más que tenso, con Juliana eligiendo no hablar y simplemente mirando por la ventana, mientras Valentina recordaba las palabras de su madre: "Valentina, espero que tengas una hija con una boca como la tuya, de esa manera puedes ver cuánto deberías vigilar lo que dices", y pensando en cómo abordar la conversación con Juliana.

Mía, que cantaba todas las canciones de la radio, se entretuvo mirando la aplicación Santa Tracker en su iPad mini. Valentina miraba a Juliana cada vez que llegaban a un semáforo, pero la morena nunca volvía la cabeza para hacer contacto visual, sólo hablaba cuando Mía le hacía una pregunta. La primera parada de su día, ya que Mía eligió todo, fue patinar sobre hielo.

—Alquilaré unos patines para las tres. — Dijo Valentina cuando finalmente se paró junto a ellas. —¿Qué tan gruesos son tus calcetines, Juliana?

—¿Por qué? —Juliana preguntó, mientras ajustaba el gorro de Mía y la miraba.

—Porque si llevas calcetines gruesos, necesito conseguir una talla más grande para que tu tobillo izquierdo no tenga demasiada presión. — Dijo Valentina.

Los ojos de Juliana se suavizaron al ver que Valentina recordaba algo tan pequeño.

—No, no son gruesos.

—Bueno. —Valentina asintió, antes de dirigirse al estrado para buscar sus patines.

—¿Puedo patinar primero contigo y mami, y luego sola con los otros niños? —Preguntó Mía.

—¿Estás segura de que puedes patinar sola? —Juliana le preguntó suavemente.

Mía asintió rápidamente.

—Sí, soy buena patinando. —Dijo ella con confianza.

—Si tu mamá dice que está bien, entonces sí, pero tienes que quedarte donde podamos verte, no dejes la pista por ningún motivo sin una de nosotros y recuerda el peligro, un extraño. —Juliana le dijo. —Hay mucha gente hoy, cariño.

—Lo sé, usé el peligro, un extraño en la tienda con mami, pero era sólo alguien del hospital donde trabaja. — Mía se encogió de hombros. —Pero mami dijo que lo hice bien y que estaba orgullosa de mí, pero aun así me asusté un poco, porque no conocía a la persona y empezó a hablar conmigo y mami no estaba, pero fue mi culpa, corrí lejos de mami en la tienda. Dije que lo siento. — Dijo antes de respirar profundamente.

—¿Era el doctor Fernando? — Juliana preguntó mientras levantaba una ceja.

—No, era una mujer. — Mía dijo, mientras se rascaba la pierna, deteniéndose sólo cuando Juliana la agarró de la mano y le dio unas palmaditas en la pierna. —Su nombre era Emilia, quiso ver mi codo porque me caí.

—¿La doctora Emilia? — Juliana repitió cuando Valentina regresó caminando.

—Tengo patines para todos. — Ella sonrió hasta que vio la mirada de Juliana y puso los ojos en blanco. —¿Qué hice ahora? Conozco esa mirada.

—Nada. —Juliana suspiró mientras levantaba a Mía, la sentaba en el banco y le quitaba las botas. Tomó uno de los patines que le daba Valentina y silenciosamente se lo puso, asegurándose de atarlo bien.

Valentina se encogió de hombros y se sentó para ponerse sus propios patines, mirando a Juliana cada pocos minutos para ver si su expresión facial cambiaba, pero no fue así. Luego puso a Mía de nuevo en el suelo y abrochó la cremallera de su abrigo, mientras Juliana se ponía los patines. Valentina pisó el hielo e inmediatamente cayó.

ABOUT LAST NIGHT - JULIANTINA (Transcripción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora