CAPÍTULO 5

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Valentina estacionó su auto y caminó hasta la puerta de la casa de Juliana, respiró hondo antes de tocar el timbre. Unos momentos más tarde, la puerta se abrió y Mía saltó a sus brazos rápidamente.

—Hola, mi amor. —Valentina sonrió, mientras abrazaba a su hija con fuerza. —¿Lista para irnos?

—Sí, esta vez hice la maleta y la revisé tres veces. —Mía asintió, mientras descansaba su cabeza en el hombro de Valentina. —Para que no tengamos que regresarnos a medio camino de tu casa.

—Gracias. —Valentina se rió, mientras la besaba en la mejilla y veía a Mía rascarse la pierna.

—Mía, ¿qué dije acerca de abrir la puerta? —Juliana dijo, mientras bajaba corriendo las escaleras y vio la puerta abierta. —Oh, hola, Valentina.

—Hola. — Valentina sonrió levemente. —Será mejor que nos vayamos.

—¿Quieres entrar unos minutos o...? —Juliana preguntó, esperando que la castaña aceptara la oferta.

Valentina había estado distante con ella desde que rompió con Emilia hace unas semanas. Fuera de sus compañeros de trabajo, nadie sabía que las dos se habían separado. Valentina mantuvo su conversación para hablar estrictamente sobre Mía, dejarla y recogerla, nada más, nada menos.

—No, tenemos que irnos. —Valentina negó con la cabeza. —Ve a buscar tu abrigo, Mía. — Agregó mientras la dejaba en el suelo y la veía correr escaleras arriba. Tomó la maleta de Mía y comenzó a caminar hacia su auto, con Juliana pegada a sus talones.

—Umm, ¿estás bien? —Juliana preguntó en voz baja, mientras miraba por encima del hombro para asegurarse de que Mía no estuviera cerca. —Has estado un poco rara desde la noche del pequeño colapso de Mía. Sobre que tuvieras novia.

Valentina puso la maleta en el maletero y la cerró suavemente.

—Estoy bien, sólo he estado ocupada con el trabajo. — Ella se encogió de hombros.

—Te ves muy cansada. —Juliana dijo suavemente, mientras quitaba un mechón de cabello de la cara de Valentina y lo colocaba detrás de la oreja. Valentina negó con la cabeza y dio un paso atrás.

—Estoy bien. —Ella respondió, mientras Mía salía corriendo con su abrigo desabrochado y su gorro en la mano.

Juliana miró fijamente a Valentina, pero decidió dejarlo y centró su atención en su hija.

—Mía, hace frío, cierra la cremallera, cariño. Ponte los guantes. — Dijo, mientras se inclinaba y abrochaba la cremallera de su abrigo, mientras Valentina le ponía el gorro en la cabeza. —Está nevando, así que tienes que cerrar la cremallera.

—Tú no tienes el abrigo puesto. — Mía señaló, mientras levantaba una ceja a su madre. —Y necesito guantes convertibles, son mucho más geniales que estos y todos en la clase los tienen.

—Sí, vuelve adentro, Juls. —Valentina le dijo. —No quieres enfermarte. Mía, ¿puedes no estar a la moda por unos minutos más y ponértelos? Podemos conseguir unos guantes convertibles nuevos este fin de semana. —Ella sonrió mientras abría la puerta trasera para que Mía pudiera entrar. Valentina la vio abrocharse el cinturón de seguridad antes de cerrar la puerta.

—Algo te está molestando. —Juliana dijo. —Te conozco, no te lo guardes. — Añadió antes de tocar la ventana y saludar a Mía, lanzándole un beso. Mía bajó la ventanilla y sonrió.

—Adiós, mamá.

—Adiós, bebé. —Juliana le guiñó un ojo, antes de besarla en la frente. —Te extrañaré mucho.

ABOUT LAST NIGHT - JULIANTINA (Transcripción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora