EPÍLOGO

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3 meses después

Mía saltó de su cama y cruzó corriendo la suite del hotel en Hawái, donde estaban de vacaciones y miró en la otra habitación. Vio a Valentina y Juliana todavía profundamente dormidas. Juliana abrazaba por detrás a su ex esposa con fuerza.

—Genial, todavía están felices. — Susurró antes de cerrar la puerta en silencio y tomar un plátano del frutero de la cocina. Saltó al sofá y puso los dibujos animados.

—¿Por qué se despierta tan temprano? —Valentina preguntó cuando escuchó la televisión a todo volumen con los dibujos animados mezclados con la suave risa de Mía. —Estamos de vacaciones.

—Bueno, ella no trabaja setenta horas a la semana. — Juliana respondió, frotando el estómago de Valentina, donde descansaba su mano. —Yo me despierto temprano, como un niño.

Valentina se giró en sus brazos para poder mirarla.

—Oye, sólo trabajé cincuenta y cuatro horas la semana pasada. — Bromeó. —Pero estas vacaciones de primavera fueron perfectas. Gracias por invitarme.

—No hay problema. —Juliana respondió antes de presionar sus labios juntos. —Gracias por dejar el trabajo para venir.

—Dejé que el trabajo se interpusiera y ya nos separamos una vez. — Valentina negó con la cabeza. —No voy a hacer eso nunca más. Quiero que lo hagamos mejor esta vez, necesito que lo hagamos mejor. La familia es lo primero.

—Bien. Como ya lo habíamos hablado, yo también. —Juliana asintió mientras Valentina comenzaba a besar su cuello.

—Bueno, ya llevamos aquí dos días y tampoco has abierto tu computadora portátil. — Valentina sonrió. —Así que no soy la única que no se concentra en el trabajo.

—Este viaje es tanto para nosotras, como para Mía. — Juliana le dijo, su mano se deslizó debajo de la camiseta sin mangas de Valentina. —Necesitamos hablar con ella sobre nosotras y explicarle todo.

—Podemos hacerlo esta noche en la cena. —Valentina asintió.

—Prometiste subirte a una moto acuática con ella hoy. —Juliana le recordó a Valentina, quien se movía para acostarse entre las piernas de Juliana.

—Lo sé. —Murmuró contra la piel cálida en la que estaba colocando suaves besos, cuando Mía llamó a la puerta.

—Puedo escuchar sonidos de besos, así que sé que están despiertas. — Mía dijo suavemente.

Valentina se rió y se deslizó fuera de Juliana, se sentó contra la cabecera junto a la morena, que estaba pasando sus dedos por su cabello.

—Pasa, Mía. —Juliana sonrió.

—¿Necesitan más tiempo de adulto? ¿Debería volver a ponerme las orejeras? — Mía preguntó, sus grandes ojos azules mirando entre las dos.

Valentina se rió.

—No, no necesitas tus orejeras puestas, no las has necesitado en toda la semana. —Ella miró a Juliana, quien se rió del triste brillo en los ojos de Valentina. No habían tenido relaciones sexuales desde que aterrizaron en Hawái. Dormían juntas en la cama y se acurrucaban mientras hablaban toda la noche; por lo general, solo intercambiaban besos después de reír y hablar. Parte de su charla cuando Juliana vino a Houston para Navidad, fue para asegurarse de que su relación no fuera exclusiva de sexo, por lo que pasaron mucho tiempo hablando, teniendo citas, conociéndose otra vez. Poniéndose al día con los nuevos intereses de la otra en la televisión, las películas, los nuevos pasatiempos que adquirieron en los últimos años que estuvieron separadas. Se dieron cuenta de que, aunque compartían la maternidad, realmente sólo hacían eso, no se mantenían al día entre sí a un nivel más personal.

ABOUT LAST NIGHT - JULIANTINA (Transcripción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora