Capítulo 8

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Tiempo presente

Regina

Seguía dándole vueltas a la inesperada reaparición de Emma en mi vida cuando un suspiro que provenía de la cama me hizo volver la cabeza con rapidez y me di cuenta de que mi padre me miraba.

-Estabas muy lejos Gina y tus pensamientos no parecían nada agradables - le dijo con voz cansada.

Me acerque para besar su mejilla, me senté en el borde de la cama y tome su mano.

-Los hospitales me hacen pensar cosas desagradables ¿Cómo estás? Y dime la verdad – dije con un tono de advertencia.

- Ahora te veo mejor, pero no me gusta tu gesto - la sonrisa de mi padre desapareció y sus ojos se entristecieron - Nunca debí haberte dejado a cargo de todo ¡maldita sea! ¿porque he tenido que enfermarme ahora? ¡el último sitio en el que debería de estar es en la cama de un hospital! - en su tono de voz se podía sentir la frustración.

cómo mi corazón se oprimía al verlo tan deprimido, sabía que no le beneficiaba en absoluto exaltarse de esa manera.

- Tranquilízate, papá, no ayudas a nadie si te pones enfermo de nuevo, además... - me mordí el labio sin saber cómo exponerle al asunto y reconocí que gran parte de mi indecisión se debía a que temía a la respuesta.

- ¿Además qué? ¿Nadie te ayudara? - continúo mi padre enfadado.

- No papá, no es así – se apresuró a desmentirlo

- ¿Qué intentas decirme cariño?

-Bueno, alguien ha ofrecido su ayuda, pero su ofrecimiento es... particular, por no decir otra cosa.

- ¿Particular? ¿En qué sentido? – pregunto intrigado - Después de todo, aunque ahora tengamos problemas, éramos una buena empresa y podemos volver a hacerlo si logramos corregir mis errores. supongo que alguien dispuesto a proporcionar el dinero decide convertirse en accionista y ejercer cierto control sobre los resultados... no tratas de decirme que alguien pretende adquirir la compañía en su totalidad ¿verdad?

A sabiendas de que esa era la peor pesadilla para mi padre me apresuré a tranquilizarlo.

-No, de hecho, es todo lo contrario, existe una mujer que... quiere casarse conmigo, conoce nuestros problemas y está dispuesta a ayudarte en lo económico, pero... hay un problema, su nombre es Emma Swan – me puse tensa esperando su reacción.

- ¿Te... te refieres a la multimillonaria Swan? – se veía realmente animado - ¿Eso te parece un problema?

Sabia que Emma tenia mucho dinero, pero no imagine que tanto, no entiendo cómo es que teniendo tanto dinero y pudiendo adquirir todo lo que quisiera había decidido ayudar a mi padre sin pedir una ganancia cambio.

- Eso no es todo, su abuelo era George Andreas - esta vez la respuesta de mi padre no se hizo esperar.

- Hablas de aquel hombre que mi padre se empeñó en odiar, bueno nunca te lo mencione pero ese fue el motivo por el que yo vine a vivir a Inglaterra, tu abuelo insistía en que yo también debía odiar a ese hombre pero me negué, cómo ves no tengo ningún resentimiento con la familia Andreas ¿y ahora resulta que la nieta pretenden casarse contigo y sacarme del apuro? - su padre se incorporó con una amplia sonrisa que iluminaba todo su rostro - Esa es la mejor noticia que podrías darme, no sé por qué creíste que habría algún problema, no podría pensar en un mejor matrimonio para ti ¿hace tiempo que la conoces?

- La conocí... hace algunos años, pero se fue y no sucedió nada - se me cerró la garganta al tener qué mentirle - Apareció en la fiesta de anoche y...

I can't believe you anymoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora