Capítulo 18

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-No soy tan débil como piensas, puedo soportar la verdad y ya que no me has dado ninguna razón válida iré contigo – la desafíe

- Regina, si sigues discutiendo conmigo voy a perder la paciencia.

- Entonces deja de discutir conmigo – le aconseje.

Maldiciendo entre dientes retrocedió unos pasos.

-No tengo tiempo que perder, te vas y eso es todo.

La decepción y la ira me agobiaron, este era ahora un asunto de principios, o estábamos casadas o no, no era posible que me apartara de ella sin ninguna explicación, si esperaba que confiara en ella debía ser honesta conmigo ¿Es que no se daba cuenta de lo preocupada que estaba? Todo eso que se negaba a contarme solo aumentaba mi angustia, si algo marchaba mal estaba dispuesta a ayudar y también a compartir con mi esposa cualquier peligro.

La amaba y no dejaría que afrontara sola el peligro.

-Si me obligas a irme de aquí sin tener una razón justificada Emma, no volverás a verme – el gesto me conmociono, mis palabras salieron algo atropelladas y Emma se quedó rígida como una estatua.

- ¿Me estas amenazando? – preguntó con dulzura y mis nervios se sacudieron.

Estaba tan pálida como la cera, me era imposible retractarme de mis palabras, no me quedaba de otra más que seguir adelante.

-No admitiré que me excluyas.

- ¡Y yo no seré coaccionada!

- Entonces es un asunto terminado ¿No es cierto?

- No del todo – su sonrisa era espeluznante – Todavía tienes que hacer tu maleta, desde tierra firme no te costará trabajo coger un avión hacia Inglaterra.

- De modo que todo ha terminado de esta manera – declare con voz ronca.

- Es tu decisión Regina.

La observé fijamente y mi corazón latía con tanta fuerza que pensé que Emma podría escucharlo ¿Dónde estaban la calidez y las promesas de la noche anterior? ¿Cómo fue que llegamos a esto? Me sentía enferma y con desesperación anhelaba que todo esto no fuera más que un sueño.

- No, es tu decisión, no era necesario llegar a esto.

- Pues hemos llegado.

- ¿De modo que lo de anoche no significo nada para ti? – trate de controlar las lágrimas que amenazaban con salir de mis ojos.

- Por el contrario, podríamos llamarlo la despedida perfecta – algo brilló en sus ojos un momento – Ahora, a menos que tengas algo más que añadir, lo mejor es que vaya a ver quién ha llegado – sin una palabra más salió de la habitación.

Era como una pesadilla, todo parecía deformado, la noche anterior al fin había comprendido todo y ahora esto ¿Por qué se negaba de manera rotunda a decirme a dónde iba? La noche anterior me había asegurado de que no me dejaría ir ¿Y ahora quería que me fuera? Resultaba ilógico.

Con los dientes apretados me dirigí al armario para coger algo de ropa y después entre al baño para darme una ducha, al salir me puse unos jeans y una blusa ligera de manga larga, hice mi maleta y la deje sobre la cama junto a mi bolso, los necesitaría, pero no para ir a Inglaterra.

Diez minutos después entre a la sala lista para dar batalla, Emma se encontraba ya vestida hablando con un hombre alto de pelo castaño. Ambos se giraron hacia mi cuando entre a la estancia y mi esposa me hizo señas para que me acercara.

- Regina este es Graham Humbert, mi brazo derecho – nos presentó con voz glacial.

- Me alegro de al fin conocerla señora Swan – Graham me saludo con amabilidad – Siento tener que alejarla de su esposa.

I can't believe you anymoreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora