Hada traviesa

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Había una vez, una aldea donde vivían hadas. Estas pequeñas criaturas, convivían en armonía y paz. No había guerras, ni confrontaciones, dado que todas nacían con la peculiar característica de la insensibilidad, no podían odiar, pero del mismo modo, no podían amar. Tenían una percepción negativa de los humanos, porque habían escuchado aterradoras historias sobre asesinos, venganza y enfrentamientos, historias que no comprendían. Por lo tanto, estaba prohibido que se atravesara el portal que conectaba con su mundo.

Sin embargo, un día, una pequeña hada que paseaba desprevenida por el bosque, iba tan despistada, que no se fijó en un profundo hueco y cayó súbitamente. Una vez dentro, divisó un colorido túnel que llamó bastante su atención, pudo concluir que se trataba del túnel prohibido, mas su curiosidad pudo con su sensatez, y cruzó sin miramientos el túnel. No obstante, algo inesperado sucedió, su cuerpo empezó a transformarse, perdió sus alas y creció exorbitantemente. Primero, se encontraba desconcertada, luego, se dio cuenta de lo que había sucedido. Me he convertido en un humano, pensó. Intentó regresar, pero el túnel se encontraba sellado. Se sentó a esperar, pero al cabo de un rato, sintió demasiada hambre y se encaminó en busca de comida y algún lugar donde quedarse.

Luego de vagar sin sentido, tuvo una idea. Se haría pasar por una débil humana en necesidad y seguro alguien la ayudaría. Por fortuna, un joven caballero se conmovió y le sirvió un poco de comida. Luego de comer, tuvo una reacción extraña, como una presión en el pecho, por primera vez sentía miedo. Miedo porque estaba muy lejos de su hogar y porque todo era diferente allí. Seguido de esto, un maremágnum de emociones le abatió, emociones que habían permanecido escondidas dentro de ella, desde siempre. Y explotó en llanto.

El joven preocupado por su repentina demostración de tristeza, le permite quedarse en su casa unos días. En este tiempo, la pequeña hada descubre lo maravilloso que es sentir, lo que es emocionarse, reír, desear; e incluso lo que es, enojarse, detestar y llorar. Comenzó a sentir pena por las otras hadas, que nunca han podido sentir. Por lo que, espera hasta el eclipse de luna, que es cuando el túnel se abre, y se encamina hacia este con una gran cantidad de comida. Cruza el portal y regresa a su hogar. Una vez ahí, intenta convencer a las hadas de su punto de vista, pero las cosas se salen de control, ya que, la reina hada decide castigarla por cruzar el portal, y la sentencia a muerte.

Justo cuando el castigo estaba por consumirse, la reina toma un chocolate que la joven hada traía, y se lo lleva a la boca por inercia. Inevitablemente, comienza a sentir una pena desgarradora y detiene de inmediato la sentencia. Pasado un tiempo, por mandato real, todos probaron la comida y todos sintieron. Desde ese día el mundo de las hadas cambió por completo, existían conflictos, es verdad, pero también había amor, dicha y esperanza, lo que vuelve a la vida mucho más brillante. 

Microrrelatos y poemasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora