La sombra del alma

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¡Qué placer ser bueno!
Bueno todo el día, y en todo rato.
Todos me tratan como a un nazareno,
todos tienen de mí, un pensamiento grato.

Mas mi sombra no me deja escapar
mientras más subes, más puedes bajar.
Así que no te dejes engañar,
que mientras más santo, más te gusta pecar.

Es que no puedo evitarlo,
el peligro me prende,
y cuando quiero apagarlo,
es cuando la bestia se enciende.

¡Qué delicioso ser malo!
Ser todos los pecados en uno,
tomar al placer como un regalo,
y tener al miedo en ayuno.

Tic tac, tic tac,
suena el reloj cuando corre,
y al marcar medianoche,
no habrá nadie que te socorre.
Bueno de día, malo de noche.

Microrrelatos y poemasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora