No te dejes llevar por la rutina.
Nadie lo dice, pero es sin duda relevante.
Procura cuidar tus finanzas o quedarás en la ruina,
no descuides tu salud que es lo más importante.
Es lo que más se escucha pues todos se olvidan,
que las ideas más grotescas en el aburrimiento anidan.
Olvidan que los suicidios, lejos de ser repentinos,
se van añejando en el tiempo como los vinos,
y que usualmente son producto solo del hastío,
el cual arrastra todo a su paso como un bravo río.
Repiten que el dinero no compra la felicidad,
pero aun así es lo único que persiguen en su vida,
pasan horas en el trabajo buscando la oportunidad,
de llegar a tener la riqueza debida.
Afirman que la familia es primero,
pero cuando se trata de dinero,
con sofismas excusan su comportamiento egoísta,
añadiendo otra falacia aceptada a la lista.
No saben lo que es el amor, la pasión y la entrega.
Yo tampoco lo sabía, vivía encerrado en una bodega,
trabajando para un viejo calvo por un sueldo de miseria,
pero ya no, desde el día en que ganó la histeria.
Sonaba todos los días el despertador a las cinco,
este pobre moribundo, del susto soltaba un brinco,
y se dirigía a su rutina instaurada,
pero con el alma cansada.
Todos los días lo mismo, todos los días igual,
Jefe, buenas tardes.
Vengo a cobrar el mensual.
Vaya rutina de cobardes,
vivir esperanzado en un aumento,
que me saque de este tormento.
Mas eso no pasaría,
mi vida no mejoraría,
o eso es lo que yo creía,
antes de saber, que con aquel talento me toparía.
Irreparable era el daño que causó en mí el automatismo,
recibí todos los días de lo mismo,
y al final terminé aborreciendo la usanza.
Tal vez se deba a una mala crianza,
o en realidad el trabajo ahuecó mi mente tanto,
que un día en mi casa, sumido en llanto,
decidí colgarme de una soga,
pero al sentir la presión que ahoga,
mi voluntad flaqueó como era de esperarse.
Sin embargo, el interés había ya de apropiarse,
de la extraña mente de un desvalido,
una atracción por la muerte,
por todo cuerpo inerte,
que al final me volvería un malnacido.
Si alguien me hubiera dicho,
"Vas a ser un asesino, tu camino será torcido".
Sin duda me hubiera ofendido,
y hubiera negado el falso entredicho.
Pues uno nunca se termina de conocer,
cuando las condiciones lo apremian,
todos somos capaces de enloquecer,
incluso aquellos que lo niegan.
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Microrrelatos y poemas
RandomPon una pausa a tu día, y detente a leer estos cuentos cortos, poemas y reflexiones que te brindarán liberación de la vida cotidiana y te darán sacarán del aburrimiento, sin quitarte tanto tiempo.