Se rompió.
Se rompió el hilo que me ataba a ti.
Después del río de lágrimas vertidas cada noche, después de la ansiedad, después de la tristeza, después de la incertidumbre, después del ruego...
Después de eso, viene la resignación, la indiferencia.
Luché tanto por conservarte para luego darme cuenta que lo que quería no era a ti, era a la versión que yo me inventé de ti.
Personifiqué mis ideales y mis esperanzas con tu imagen, y te senté sobre un pedestal cuando ese puesto no te lo habías ganado, apoyé toda mi estabilidad en tus manos y el peso fue demasiado. Fallaste.
Y no fue tu culpa que me doliera tanto, no fue tu culpa que yo siguiera intentando a pesar de que con tus actos me decías que era suficiente, no fue tu culpa que mis expectativas fueran tan altas. No era tu culpa pues tus saberes eran escasos, no tenías herramientas para portarte a la altura y porque intentar sacar diamantes de simples rocas solo era el trabajo de una loca. Una loca enamorada. Así me tenías, pero no tú. Yo misma. Estaba enamorada de la versión que hice de ti, yo sola me equivoqué.
Pero hoy se acabó, te lo aseguro. De alguna manera llegaste tan lejos que el velo que me tenía ciega por fin voló y descubrió mi vista. Pude ver.
Pude ver lo que en verdad eras, puede ver todas tus mentiras, pude ver todos tus fallos. Y entonces la decepción fue demasiado grande para esconderla bajo un manto. Y entonces volví a sonreír.
Debía dejar de sentirme culpable, debía dejar de intentar arreglarte. Debía empezar a cuidarme, porque yo misma era quién más me había lastimado.
Hoy, te dejo ir.
Hoy, me escojo a mí.
Hoy, vuelvo a empezar, con esperanza.
Te mando en paz, en luz, espero tengas una buena vida; solo que no será conmigo.
ESTÁS LEYENDO
Microrrelatos y poemas
RandomPon una pausa a tu día, y detente a leer estos cuentos cortos, poemas y reflexiones que te brindarán liberación de la vida cotidiana y te darán sacarán del aburrimiento, sin quitarte tanto tiempo.