Afrodisíaco 1/2

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Una magnífica idea había cruzado por la mente de Ramsés, llevaba días pensando en ella, planeando como la llevaría a cabo y después de larga meditación todo estaba listo.

Durante sus días de planeación había ido con el sacerdote Paser para hacer un pedido especial dando la fecha en que lo debía tener listo.

Moisés estaba listo para entrar al Palacio y exigir que dejara ir a su pueblo, la actitud de Ramsés lo estaba molestando bastante porque ¿qué tan difícil era dejarlos ir?

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Moisés estaba listo para entrar al Palacio y exigir que dejara ir a su pueblo, la actitud de Ramsés lo estaba molestando bastante porque ¿qué tan difícil era dejarlos ir?. Era algo fácil en realidad pero, todos sabemos que un Rey jamás dejaría ir a sus esclavos, al fin y al cabo ellos eran los que hacían que su Reino prosperara.

La entrada fue cedida, Moisés entró caminado de manera tranquila pero firme hasta llegar delante del Rey, su actitud fue como siempre, en ningún momento demostró sumisión, miedo o enojo, lo único que se veía en Moisés era calma y al hablar sus palabras eran suaves.

—Ramsés una vez más vengo delante de ti para pedirte por mi pueblo, déjanos partir hacia el desierto para adorar a nuestro Dios

Ramsés puso un gesto de desagrado que rápidamente sustituyó por una sonrisa fingida —Oh Moisés, mi querido Moisés, pero claro que los dejaré ir, durante todo este tiempo que has estado viniendo a pedir por ellos lograste convencerme de hacerlo así que —Ramsés se levantó de su trono acercándose a Moisés para pasar un brazo por sus hombros y abrazarlo —como despedida ¿Por qué no pasamos un rato juntos recordando todos los buenos tiempos mientras bebemos algo?

A Moisés se le hizo bastante extraño la actitud que tenía Ramsés, no era normal, lo normal sería que lo echará y le dijera que no le importaba que nunca los dejaria.

A pesar de que fue algo raro Moisés no sospecho que detrás de todo había segundas intenciones así que aceptó y se quedó a platicar y beber algo.

Todo marchaba bien, caminaban al rededor del Palacio apreciando la vista sin realmente fijarse en ella, la plática que tenían era interesante así que los distraía de todo lo demás. Después de un largo rato caminando por todo el palacio llegaron hasta el santuario, a Moisés le incomodaba un poco pero no dijo nada y solo disfrutó.

—Mira había preparado un pequeño banquete para que al llegar aquí comieramos algo —Ramsés se apuro a servir vino en las copas que había y sin que Moisés se diera cuenta vertió un líquido en una de ellas. —Toma esta es para ti.

Moisés tomó la copa y bebió.

Cortos • MoisésxRamsésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora