Afrodisíaco 2/2

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Afrodisíaco es como se imaginaron un capítulo en donde Ramsés droga a Moisés para de esta forma tener más acceso a él.

Gracias a la sugerencia de agustina0930, escribí que todo esto ocurría en el santuario, quería hacerlo como ella dijo, que Ramsés sometiera a Moisés y así, no se me ocurrió mejor forma que con un poquito de líquido mágico.

Se le recuerda que todo lo que sucede aquí es ficción.

 Moisés continuó bebiendo de la copa, Paseándose por todo el salón, detallando cada cosa que adornaba las paredes del santuario

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Moisés continuó bebiendo de la copa, Paseándose por todo el salón, detallando cada cosa que adornaba las paredes del santuario.

—Me trae muchos recuerdo de nuestra niñez, las travesuras que hacíamos —Dijo en dirección de Ramsés, sin enfocar su vista en él, concentrado en acariciar las columnas doradas, cerrando levemente los ojos, recordando aquellos años— Recuerdas, nos escabullíamos en las noches y nos robábamos la fruta de las ofrendas.

Ramsés, que ahora está al otro lado de la habitación, sonrió ante el recuerdo.

—¿Cómo olvidarlo?

Luego llegó el silencio una vez más, Moisés tomando el último sorbo de su copa, saboreando lentamente el sabor dulce con ese toque ácido en su lengua, que quemaba levemente su garganta al pasar. Tan absorto en su sentir, que no notó la mirada intensa del soberano sobre sus labios rojos, sobre su manzana de Adán que subía y bajaba a medida que pasaba el líquido, y no fue ni siquiera consiente de lo que sus simples acciones provocaban en lo más bajo de Ramsés, el cual trago audiblemente, antes de aclararse la garganta y ofrecer otra copa más.

—No sería prudente —Dijo, rechazando la oferta de manera amable.

—¿Temes emborracharte? Antes resistías mucho, ¿has perdido práctica hermano? —Se burló, instándolo de esa manera a que aceptara otra ronda.

—Seguro que sin práctica aguanto más que tú. Aún no olvido como caías rendido con solo tres copitas —Habló engreído, arrebatando la copa que Ramsés traía entre sus manos, para beber un largo sorbo, derramando varias gotas sobre sus comisuras, que se deslizaron lentamente por su barbilla.

Ramsés miró la escena sonriendo, mostrando perfectamente todos sus dientes, en una sonrisa casi lobuna, ansioso, esperando el momento preciso para poder saltar contra esa garganta deliciosa y beber de ella sin reparo alguno.

Y llegó justo cuando Moisés dejo caer su copa vacía al suelo.

—¿Qué sucede querido? ¿Te sientes mal? —Preguntó Ramsés con fingida preocupación, corriendo en su ayuda, sosteniendo su cuerpo contra el suyo. Posando sus manos en las esbeltas caderas, que reaccionaron a su toque, enviando un placentero escalofrío por todo el sistema de Moisés.

Cortos • MoisésxRamsésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora