Dolor y deseo

3.4K 181 16
                                    

Historia dedicada a mi super amika Esmeraldas Awita_de_unu
Bro te quiero, gracias por ayudarme a escribir estas cochinadas <33

Summary: Moisés es invitado por el faraón a comer en el palacio. Ramsés se aprovecha de la situación, evidentemente todo lo tenia planeado. El faraón está dispuesto a hacer de todo solo para que Moisés se de cuenta de sus sentimientos.




—¿Por qué tanta prisa hermano? —Preguntó con un tono de voz un tanto perverso, mientras una pequeña sonrisa se formaba en sus labios.

—Sí, ya he estado demasiado tiempo aquí —Dijo Moisés con nerviosismo, mientras se levantaba de los cojines en donde se encontraba sentado, minutos antes disfrutando de sus alimentos. —Es mejor que ya me vaya.

Moisés estaba listo para irse, pero fue rápidamente acorralado por Ramsés en una esquina de aquella habitación.

—No lo puedo permitir -Ramsés susurró muy cerca del rostro del hebreo, mientras con su cuerpo lo aprisionaba —. Necesito que te quedes. Soy tu faraón y debes obedecerme. —Finalizó colocando una de sus piernas entre las de Moisés, su rodilla presionando la entrepierna, haciendo fricción, provocando, tentando a Moisés.

—¡No! Ramsés, detente. -suplicó Moisés, tratando de apartar a el egipcio de su cuerpo —No importa que seas el faraón, déjame en paz. Por favor, déjame ir.

Moisés hacia su lucha, tratando de apartar a Ramsés, pero las caricias proporcionadas lo estaban haciendo temblar, sentía como su rostro se calentaba y sus latidos comenzaban a acelerarse.

—No, no te dejaré ir así tan fácilmente. —Volvió a susurrarle, esta vez justo en el oído, el aliento caliente chocando directamente con la piel sensible de la oreja —Mira cuan rojo se ha puesto tu rostro. La imagen que muestras ante mi...solo me provoca deseo —Ramsés se detuvo solo unos instantes, lo justo y necesario para poder depositar un suave beso en el cuello de Moisés —.Oh, no tienes idea, de las ganas que tengo de tomarte en este mismo instante.

Pronto los inevitables jadeos escaparon de la garganta de Moisés, quien comenzaba a disfrutar de las atenciones muy bien proporcionadas por parte del soberano. Se estaba excitando y cada vez era más difícil ocultarlo, pero Moisés sabía que debía parar aquello, debían detenerse.

—Ramsés...no... —Habló Moisés, su voz saliendo temblorosa.

—No ¿Qué? Yo se que te gusta. Puedo verlo, no puedes ocultarlo, y cuanto lo disfruto. Verte tan indefenso, me pone demasiado. —Las manos de Ramsés tomaron con fuerza las caderas, hundiendo a la par su rostro en el cuello de Moisés. —Dime ¿Quieres más? —Pronto los labios de Ramsés empezaron a repartir pequeños y húmedos besos por toda la suave y sensible piel del cuello, mientras que su pierna aumentaba la velocidad del roce que tenía con la ya dura erección de Moisés. —Dilo, se que quieres aún más, lo necesitas, lo anhelas, ¿no es así?

Las palabras, los besos, aquella fricción, todo, todo aquello le nublaba la mente, la razón. Moisés pronto se vio hundido en el placer, dejando que su cuerpo tomara el control en vez de su mente. Y se vio presionando su cuerpo, buscando más de aquello, suplicando sin palabras que disfrutaba de la situación. Ramsés no podía estar más feliz, aquello que siempre quiso tener, ahora sería suyo, lastimosamente la lucidez apareció, y Moisés se dio cuenta de lo que estaba haciendo, de lo que le estaban haciendo.

—No, RAMSÉS —Moisés aprovechando que Ramsés estaba tan sumido en su placer, lo empujó lejos de él. Agitado y con el cuerpo sudado, Moisés trató de acomodar su ropa, una vez más dispuesto a abandonar aquel lugar —. Esto no esta bien, todo esto es una locura. ¿Qué dirán si nos descubren? No, no, tengo que irme, lo siento.

Cortos • MoisésxRamsésDonde viven las historias. Descúbrelo ahora