ㅤㅤㅤㅤ──CUATRO.

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[ AVISO: cuando los personajes conversen en japonés, la letra estará en cursiva. ]


Medianoche.
Ubicación: mansión Murakami.

YUNA NUNCA DEBIÓ HABER NACIDO, pero el alcohol se mezclaba con la lujuria en las venas de Murakami Subaru y sólo los labios de aquella francesa fueron capaces de apaciguar la sed que resecaba su lengua.

Ese mero acto fue una absoluta blasfemia, según los padres del multimillonario.

Por ello, la imagen paterna fue arrancada de la fotografía familiar una vez la noticia del nacimiento de una desgracia alcanzó los tímpanos de los mismos, alegando promiscuidad por parte de la fémina, denegando responsabilidad alguna y rehusando a dejar a su hijo lidiar con las consecuencias de un acto cometido entre dos.

Pero él no quería hacerlo... Él quería quedarse con ambas dos y presenciar cada primera experiencia de su querida niña, al igual que hizo con su primogénito.

La pequeña dueña de ojos mar, a pesar de no contar con su padre durante los primeros años, puede jactarse de haber poseído una infancia y juventud de oro, el ondulado cabello danzando con el aire francés y la sonrisa compitiendo con la calidez del sol.

Era preciosa en su gloria, los mitos sobre la reencarnación de Afrodita resultaban correctos; pero, lo que fue una bendición se tornó en maldición cuando los hombres no tenían suficiente con sólo verla y (tocaban, tocaban, mancillaban) comenzaron a devorar el psique inocente hasta dejar sólo un contenedor vacío.

Ay de ella... La pureza ha desaparecido y con ella la sonrisa ingenua. Yuna es una mujer diferente a la que una vez miró a las estrellas fugaces con ojos brillantes y deseos esperanzados susurrados, ahora está esculpida con la arcilla de templos infernales y rociada con el perfume de sus propias tormentas, ahora arrastra un alma podrida y un regusto agrio en la tráquea.

Ahora es ella la que corrompe, es ella la que atemoriza e intimida.

Y Suho lo negaría rotundamente, si no se sintiera estremecer por la mirada juiciosa que ella le envía. Lleva varios segundos con la mano extendida, a la espera de un saludo oficial, pero Yuna permanece silenciosa, mientras se lleva la taza de té negro a los labios y le analiza de pies a cabeza, apoyada contra una encimera y con los ojos entornados.

─No me ha hablado de ti y, definitivamente, no recuerdo haberte visto con él.

Él piensa que sigue siendo poderosa tanto en su belleza como en su desconfiada actitud, sólo basta con observar cómo resalta la precaución en la mirada mientras la zurda juega a acariciar ciegamente el filo de una de las navajas que mantenía siempre con ella, pegada a uno de sus muslos y escondida bajo la tela de su camiseta.

─Entrenaba con él.

─¿Cuándo?

─Hace años.

─¿Tienes su número de teléfono privado?

La hostilidad, autoridad y decadencia resonando a lo largo de cada molécula que la compone, mientras abandona su té sobre la encimera y se va acercando poco a poco a él, que decide retroceder cautelosamente mientras busca el móvil en el bolsillo y no le quita la mirada de encima, aún cuando consigue hallar el número mencionado y se lo muestra.

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⏰ Última actualización: Feb 27, 2021 ⏰

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