CAPITULO 8

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Oráculo Eb

Empezaba a caer la noche, la habitación se tornaba en una variedad de rojos y violetas, la brisa entraba suavemente por el ventanal. Miré hacia arriba, al parecer estaba en una de las habitaciones de la parte superior de la edificación que parecía una botella, el techo tenía una forma ovalada, pero no completa, parecía faltarle más de la tercera parte de su forma. Respiré profundo, se sentía como el aire puro entraba a mis pulmones, tantos años viviendo en la ciudad que casi no reconocía como era respirar limpio, pensé, ¿y si me tiro a la cama a ver qué tan esponjosa es? Tomé distancia y corrí ágil mente hasta la cama...

Estúpida gravedad de Leviv.

Tenía tantas ganas de tirarme que olvidé cómo funcionaba este mundo, así que me quedé en el aire por poco tiempo y fui bajando lentamente hasta tocar la cama. No estaba tan mal, por lo menos no podías morir en una caída, y si te dabas un golpe, no sería tan grave, estaba agradecida por eso, y la cama era suave...

De repente vinieron a mí las palabras de la empleada: "Le recomiendo encarecidamente no asomarse por la ventana".

Se me erizó la piel.

Sacudí mis brazos para que se me pasara la sensación, no le iba a prestar atención a esos comentarios, descansaría y me levantaría por la mañana lista para cualquier cosa, aunque si el cielo me lo permitiera, preferiría que este fuese un sueño, y que, al dormirme, despertara nuevamente en mi mundo.

Cerré los ojos lentamente pensando en las cosas que haría al día siguiente y lentamente me dormí.

Al cabo de un tiempo, me despertó un sonido extraño, provenía de afuera, en las calles de la aldea, tenía mucha curiosidad de lo que pasaba, el sueño se me había disipado, quise asomarme por el ventanal, pero recordé nuevamente lo que había dicho la empleada. No me iba a arriesgar, pero no podía dormir, se escuchaban como aullidos y destrozos en la lejanía, y de repente, hubo un silencio total. Cerré mis ojos nuevamente obligándome a retomar el sueño.

Amaneció, sentí que fue la noche más larga de mi vida, empecé a hacer un recuento de todo lo que había pasado el día anterior y recordé que la caja con la que salí de la inmobiliaria, la había perdido. Debería pedirle el favor a la Reina Hogat el poder encontrarla, o mejor no, no me gustaría deberle ningún favor. Un olor dulce inundó la habitación, era la empleada que había entrado con un jarrón de flores de colores; su perfume me hizo levantarme de la cama con una sonrisa, pero cuando vi a la empleada de la reina, la misma que me había ayudado al principio, con los labios rectos y la mandíbula tiesa, esa sonrisa se borró.

—¿Qué le ha pasado? — le pregunté con cautela.

—Nada señorita, lo usual, cuando las dos lunas se besan.

Preferí no volver a preguntar. Seguí sus indicaciones y me bañé en la tina de madera, me vestí con trajes similares a los de los sirvientes y calcé con sandalias de tres puntas. Me unté una esencia de flores y nos dirigimos al comedor, allí esperaba nuevamente un banquete.

—Coma rápido, necesita aprender a ser gobernante lo más pronto posible — Dijo la reina Hogat sentada en una gran silla comiendo un filete.

Me senté, mordí una fruta jugosa y deliciosa, pero apenas pude saborearla, la reina se levantó y me pidió seguirla. Inmediatamente me levanté, anduve tras de ella por alrededor de diez minutos, hasta que llegamos a una fuente que se encontraba en un pequeño patio, y dentro de la fuente había un pez que nadaba en forma circular.

—Debió ser agotador seguir a nuestra amada reina —Dijo el pez.

La reina me miró esperando una respuesta, mientras que yo me encontraba asombrada al escuchar a un pez hablar.

—Es satisfactorio hacer un poco de ejercicio al levantarse — Respondí — Los pasos de la reina son grandes e imponentes, me alegra poder haberle seguido el ritmo.

La reina hizo una mueca, le gustaba ser adulada.

El pez asomó su cabeza por la fuente, inclinó su cabeza hacia la reina y me miró.

—Úrsula, es un placer conocerte, soy el oráculo de este castillo, mi nombre es Eb, y estas aquí por una profecía.

Era la primera vez que iba a escuchar la razón de mi estadía en Leviv.

—Solo soy uno de los veinte oráculos que existen en Leviv – Dijo Eb – pero todos nos comunicamos entre sí, todos sabemos de la profecía de la princesa de metal, y todos sabemos que tu deber es llegar a donde ella se encuentra, pero antes, debes aprender de Hogat, porque así lo ha señalado tu destino, por tanto, estarás catorce días y catorce noches entrenándote para esa labor.

—¿Por qué me han elegido a mi para esto? —Le pregunté — no soy valiente, ni tengo ningún talento que pueda ayudar en este mundo.

—Cuan poca estima te tienes jovencita — contestó el oráculo – Este mundo te llamó porque también tienes parte de él, pero la respuesta concreta a tu pregunta la encontrarás al llegar a la ciudad de metal, allí, el oráculo Tib te responderá.

El pez se volvió a sumergir en la fuente.

—Andando niña — Dijo la reina Hogat — Hay mucho que hacer.

Continuará...

URSULA Y EL MUNDO DE LEVIV (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora