Capitulo 6: "Ratas"

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Era una tarde calmada, el sol brillaba, una tranquila brisa soplaba y hacia danzar a los árboles, sin embargo, en lo alto de un pradera, en aquel lugar de siempre, a lo lejos se podían notar unos destellos, escuchar una explosiones no tan agresivas, parecía también, apreciarse algo de tención eléctrica emanar e incluso estruendos de tormenta, aunque no había nadie que los escuchara, este lugar era elevado y muy poca gente se asomaba, los cuales en su mayoría serían escaladores, jóvenes en búsqueda de emoción o personas en búsqueda de leña.
Justamente era un lugar perfecto para alguien que le gustara estar solo y no llamar la atención de nadie.

Chris, como ya se había vuelto costumbre, se encontraba llevando a cabo su entrenamiento, trataba de correr, trepar árboles y saltar desde lo alto. Había creado unos señuelos que destruía con cargas que salían de sus manos. Normalmente comenzaba con una carrera al rededor de aquel sitio, luego una búsqueda y transporte de rocas y troncos que le servirían como contrincantes o impulsadores.

Cada día venía a este lugar, pasaba horas y horas saltando de un lado a otro, destruyendo y apilando troncos, escalando y descendiendo hasta que quedaba exhausto. Pues desde su última batalla hace un par de días se había propuesto volver más riguroso su entrenamiento y también a crear nuevas habilidades que le facilitaran la victoria. Todo esto mantenía su mente ocupada, y su corazón motivado, además también de una tierna acompañante que desde aquel día no había dejado de escribirle cada noche.

Chris: (En verdad, para ser la primera semana de vacaciones ha estado difícil, ya me he enfrentado a tres tipos diferentes, casimente día de por medio. Aunque desde Maximun no he vuelto a saber de esos tipos y eso fue hace tres días.)

Pensaba en esto al destruir unos trozos, mientras caía al suelo.

Chris: Bueno, creo que esto será todo por hoy, solo probaré mi lanza relámpago y me iré a casa.

Chris comenzaba levantando sus dedos, índice y medio de cada mano, y comenzaba con la danza, parecía como si jugara al "avioncito" con cada mano, las alzaba y las bajaba, hacia círculos y óvalos, líneas rectas y diagonales. En sus dedos se vuelve a ver aquella luz y chispas que comienza a seguir el movimientos de su mano derecha, finalmente un rayo comienza a formarse, Chris se pone en pose de lanzamiento, como quien lanzará una estaca. Rápidamente mueve sus dedos hacia enfrente y el rayo sale disparado a gran velocidad, causando un gran agujero en un gran árbol, pero sin derribarlo.

Esto provocó una sonrisa de satisfacción en Chris además de un gran cansancio, que lo hizo tirarse sobre el pasto.

Chris: Muy bien, a diferencia de los ataques normales, la lanza relámpago es mejor controlable, además de ser un ataque más directo y mejor apuntado. Hice un agujero perfecto al árbol y ni siquiera cayó. Aunque creo que debería ver la forma de hacerlo menos letal, después de todo si aquel sujeto no hubiera tenido su habilidad, realmente lo habría matado. Debo de controlarlo mejor para cuando esté con alguien diferente poder destruir las cosas pero no atravesar a la persona.

Tanto hablar y pensar en esto consigo mismo, además del cansancio que ya tenía, lo hizo lentamente quedarse dormido en medio de aquel sitio.

El viento soplaba, movía las hojas y el pasto de aquel lugar, fresco y amigable, la sombra de los árboles protegían su cuerpo del sol y el sonido de la brisa entre los árboles arrullaba su sueño.

Él estaba allí, no sabía dónde, no sabía cuando, solo sabía que estaba allí, solo, en la oscuridad, se escuchaba en el eco una gotera, que se sonaba cada vez más fuerte, ese sonido penetraba en su corazón, el temor se apoderaba de él. Hiperventilaba cada vez más fuerte, aquella gotera lo estaba volviendo loco. No podía ver ni siquiera su propia mano aquel lugar, estaba frío, tanto que lo hacía temblar, pero se dio cuenta que lo que lo hacía temblar después de todo no era la temperatura, era el temor.
De pronto empezó a sentir una presencia, unas grandes pisadas, que hacían estremecer todo el lugar, se acercaban a él, a paso tranquilo, una tras otra, lentamente. Sus ojos buscaban luz desesperadamente, aquella oscuridad, inmensa, profunda; aquella gotera estresante, aquel estruendo y temblor con cada paso que aquella cosa daba, todo esto lo hacía temblar, no podía concentrarse, no podía moverse, no podía pensar, solo estaba allí, como si estuviera encadenado. Quería correr pero su cuerpo no respondía, el único movimiento era de sus manos temblorosas, y aquellas pisadas, se escuchaban casi frente a él. Sus ojos se abrieron más de lo normal, la ansia de saber que pasaba y que era lo que venía por él lo aterrorizada, sentía ganas de llorar pero ni sus lágrimas salían, no tenía ni fuerza para hablar, solo estaba allí, solo, esperando.
Finalmente, una luz se asomaba, una luz tenue, los pasos se detenían, un inmenso ojo azul lo miraba fijamente, alcanzó a distinguir unos grandes colmillos. No respiraba, el pánico le hizo aguantar la respiración, solo miraba aterrorizado aquel colosal ser, y finalmente se dio cuenta, esta vez era él el que estaba encerrado en aquella celda y ese ser era el que miraba todas las noches. Aquel gigante dio un gran gruñido y suspiró.

Los Siete Elementos: Nacido Del RayoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora