capitulo 1

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Hacia mucho calor en este tiempo, tanto que estar afuera por la noche, era agradable, no hacía nada de frio y el aire apenas te ayudaba a refrescarte.

Caminaba sin rumbo esperando liberar la emociones que me perturban en mi cabeza.

Me topé con una pared que pertenecía a casas y cerradas, tanto me la pase caminando que no reconozco mucho el lugar, me dirigí a los dos árboles que llamaban la atención, uno grande y vivo, el otro habia sido cortado.

Me senté en ese tronco dejando los minutos pasar, había mucho que hacer y apenas podía con todo.

Una de las farolas empezaba a parpadear incesantemente, empezaba a marearme y a lastimar mi vista que no se adaptaba a la luz ni a la oscuridad.

Me puse mi gorra de la sudadera intentando no ver el resplandor de aquella lámpara.

—uno, dos, tres...— conté las credenciales asegurandome de tenerlas todas, falsas pero necesarias para comer y tener una vida estable, para mi y cada uno de los integrantes de D.I.C.E. —que aburrido— no había nada por ser tan noche, ni un alma, animal... el mundo descansaba y parecía perfecto para que algo ocurriera pero... no hay nada.

De repente el aire comenzó a ser más fuerte y más frío, los columpios y otros juegos que eran puestos en áreas verdes para los niños y adultos estaban moviéndose, el sonido del metal rechinar de esa manera era insoportable al igual que escalofriante.

No tenía mucho más que hacer ahí así que decidí irme.
Me llamé miedoso por no aguantar una situación como esa y seguí caminando con la idea de que todo da más miedo cuando es de noche.

La farola se apagó y retorcio detrás mía en un sonido que pareció peor que un grito, me volteé al instante pero nada pudo haberla destruido de esa forma.
Algo como eso no podía ser normal.

La luz se consumió rápidamente por la oscuridad y no veía mucho.

—¡Por aquí!.

Escuche el grito de un hombre y varios pasos que se aproximaban a lo que yo reaccioné en esconderme en uno de los juegos.

—Debe seguir aquí, eviten que vaya a otra parte.

Eran personas con unos uniformes toscos cubiertos de pies a cabeza, explorando el lugar lentamente, me desconcertaba el hecho de que sus armas eran extrañas, finalmente algo que disfrutaría.
Pude ver una neblina que se aproximaba a los hombres.

Uno de ellos se giró a la neblina y gritó alertando a los demás.
—¡Aquí esta!— puso un cubo similar a un dado que formó una cúpula encerrandonos a todos dentro.

Tenia miedo porque no sabia que estaba pasando, pero la adrenalina me inspiraba a quedarme y ver de cerca todo, escuchaba lo que deduje eran disparos.

Estaba en shock, no sabía que cosas como esta podían pasar, pensaba que únicamente en las películas y series, como persona que se dedica a difundir información, quise memorizar todo lo que ocurría.

Saque mi teléfono y empecé a grabar y sacar fotos de la tan extraña pelea pensando que sería un buen artículo que investigar.

"Una sociedad secreta con experimentos" pensé.

Un golpe seco se escucho a mi lado, era uno de los uniformados que calló a mi lado.
Volteo a mi dirección y aunque tuviera la cara cubierta, sabía que su expresión era de asombro, era muy tarde para ocultarme así que solo lo saludé.

Se ocultó en el mismo lugar que yo, guarde mi teléfono por si descubrían lo que quería hacer, seguramente me matarían por saber demasiado.

—¿Qué es lo que haces aquí?— me preguntó con su voz distorsionada, quería pedirle un autógrafo o probarme uno de estos uniformes.
—¿Sabes qué te puede pasar algo malo por ver cosas que no deberías?.

—¿De qué hablas? ¡yo no eh visto nada! Estaba dormido hasta que tú me despertaste—
Lo acuse como si fuera su culpa, en una mentira que lo tomó por sorpresa.

Recargó su arma hasta que brillaron unos puntos en ella.

—Hay que sacarte de aquí antes de que alguien más te vea— el hombre estaba dispuesto a salir del escondite cuando el ente extraño con la neblina se puso frente a nosotros, nos envolvió el denso humo como un torbellino haciendo que solo viera el traje del policía brillar, pude distinguir el núcleo de la niebla.

Era una silueta humanoide grande, desesperanzada, con deformidades y unos ojos cubiertos de piel y puntadas.

Simplemente asqueroso de ver. La persona a mi lado se encargó a volver a disparar y tan pronto como lo hizo, la criatura se abalanzó sobre él, apretando fuertemente su cuello.

Escuche como estaba a punto de ser asesinado a un lado mío.

Tome su arma e hice lo mismo, intentando que por lo menos en ese momento dejara de atacarlo, los puntos volvían a llenarse con un ruido de maquinaria, ese ruido provocó que sintiera mi presencia.

Me miró con esos ojos tan mórbidos por un momento, pareciendo analizar algo, se acercó lentamente dejando a la persona que volvía a respirar e hizo algo que no me esperaba; posó la punta del arma por debajo de sus costillas, lenta y cuidadosamente, veia un dolor constante en la cosa en frente mío y sin comprender del todo la petición que me hacía disparé.

La sangre salpicó mi ropa a la vez que un bao salió de su nariz y boca liberándose en una gran cantidad, blanco como el humo de un volcán, con cenizas.

—Gracias— escuche su voz, estaba en el aire, aquel humo se dirigió al cielo como si regresara al universo, donde pertenece.

—¿Estás bien?— Quise ayudar al soldado que estuvo a punto de ser asfixiado pero cuando baje la mirada, ya no se encontraban los soldados, ni la cúpula...

Pero había un inmenso lago que no estaba antes y la farola detrás mío seguía rota al igual que permanecía el arma en mis manos.

Lo primero que hice fue huir de ahí.

DependienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora