Capítulo 3: La mansión

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Al bajar del avión miré a mi alrededor, solo se veia una extensa carretera de color gris con aparcamientos, estábamos en una pista de aterrizaje algo lejana al edificio del aeropuerto así que nos hicieron subir a un autobús que habia llegado minutos antes de que bajaramos. Al subirnos me fije en que no habían asientos, así que me quedé de pie cojida a una barra que había en un lateral. Mis amigas se pusieron a mi lado pero al haber bastante gente acabamos todas apretadas en ese vehículo lleno de gente.

Kara: -Esto es bastante incomodo- Le susurro a mis amigas, no es cómodo estar apretada en un sitio donde hay tantos mortales, eso solo te incita a atacar, cosa que no podemos hacer en público.

Sora: -Tenemos que controlarnos.

Tayla: -Es peor que estar encerrada en un ataúd dos días enteros.

No sabría decirte si es tan mal chiste que hace gracia o es un buen chiste, pero igualmente hizo que me riera, ella siempre intenta que estemos felices incluso en situaciones como estas.

Al poco rato el autobús se para y nos hacen salir, nosotras seguimos a la gente que ha salido antes y entramos por unas puertas correderas automáticas de cristal. En el interior andamos por los pasillos con la gente que estaba en el avión hasta encontrarnos con unas mesas, en cada una hay unos chicos haciendo preguntas. Toda la gente nos acumulamos en unas filas y esperamos a ir avanzando.

Aprovecho para mirar a mi alrededor, cada persona va diferente, siempre me ha gustado fijarme en la gente, su postura, forma de vestir, maleta, etc... Al estar aburrida intento encontrar dos personas que tengan o una parte de ropa igual o la maleta igual, pero no encuentro a ninguna.

Me fijo en mis amigas y en Rita, Sora está mirando hacia otro lado, no se que esta mirando pero supongo que nada, seguramente solo está intentando no fijarse en Rita, en cambio Rita esta mirandonos con cara de superioridad, los brazos cruzados delante del pechos y la espalda recta.

Feni está hablando con Tayla animadamente sobre la ilusión que le hace compartir la habitación con ella, preguntandole que le gustaría visitar primero, etc...

Después de unos 10 minutos por fin llegamos a una de las mesas.

-Pasaportes por favor

Es un chico de unos 30 años, con voz grave pero amable, pelo castaño corto y ojos marrones. Todas le entregamos los pasaportes y este los revisa.

-¿Es la primera vez que venís?

Sora: -Sí, venimos de vacaciones

-¿Cuanto tiempo os quedareis?

Sora: -Una semana-

Es increíble la seguridad con la que dice las cosas, nadie puede dudar de ella, o al menos yo no puedo.

Después de una serie de preguntas mas nos hace un sello en el pasaporte y nos deja pasar, las 5 nos dirigimos a la salida, al llevar todas equipaje de mano no nos tenemos que preocupar por esperar en la cinta a que nuestro equipaje aparezca, así que salimos directamente.

Esperamos a un taxi y yo me fijo en mi alrededor, hay macetas con plantas en la entrada, las paredes del edificio son de color gris claro y tiene algunas columnas, las puertas són de cristal correderas. Miro la calle, hay un parking y una pequeña rotonda, la rotonda está decorada con unas bonitas palmeras y algunas flores de diferentes colores, la acera está hecha de racholas de piedra, algo común en España, así que no me parecieron interesantes.

Gire mi vista dirigiéndola a Feni que miraba todo con asombro mientras sujetaba su maleta con la mano derecha y ponía tensa su mano izquierda con emoción. A su lado se encontraba Tayla, estaba observando la carretera, supongo que para vigilar si venía algún Taxi, tenía su mano derecha en garra apoyada a la cintura y la otra la dejaba caer a un lado, su pelo se movía levemente por la brisa. A un poco de distancia estaba Rita, mirándose en un pequeño espejo de bolsilla retocándose el maquillaje haciendo suaves movimientos con sus muñecas para teñir de negro sus largas pestañas con rimen.

Enamorada de un simple mortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora