Capítulo 3

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—El teléfono se podría quemar si lo sigues viendo de esa forma.

Kwon salió de su trance, distanciando un poco el teléfono para fijar la vista en su hermano menor, arqueando una pequeña sonrisa cuando el menor acomodó algunas sillas para tomar asiento y después ofrecerle una taza de café, que el mayor no tomó al instante como siempre lo hacía.

La sonrisa tranquila de Taecyeon cayó.

—¿Qué sucede?

Kwon frunció sus labios, apretando los dedos alrededor de la tibia cerámica. —Yo creo que algo anda mal.

—¿Nyoung? —Taecyeon preguntó, inclinando su cabeza, su hermano mayor asintió. —¿Qué fue lo que te dijo?

—Ese es el problema —murmuró Kwon, exhalando profundamente. —Él no me dijo nada.

Los ojos de Taecyeon se estrecharon, pero se mantuvo en silencio.

—Dice que todo está bien, aun así... —Kwon exhaló nuevamente, haciendo una mueca.

Algo se sentía terriblemente fuera de lugar cuando oyó la voz de su hijo, había sonado tan desesperado cuándo le preguntó a Kwon sobre su agenda.

Por esa razón, Kwon abandonó todo y dejó a cargo a Taecyeon a pesar de las enfurecidas réplicas de los inversionistas extranjeros. Había algo en la voz de Jinyoung que se sentía forzado, como si tratara de actuar alegremente, le recordó a la vez que había fingido estar bien después de haber caído de un árbol, escondiendo por un día completo el esguince que se había hecho en el tobillo.

Kwon recordó la última llamada que habían tenido. Su hijo había sonado extrañamente sin aliento, por la falta de un mejor término, Jinyoung había afirmado que se trataba de una fiebre y que por eso tenía problemas para respirar, pero Kwon no estaba del todo convencido, Jinyoung insistía en cambiar el tema, distrayendo al mayor con otros asuntos.

Él debió ahondar más en el tema.

Eso sin mencionar los grandes suéteres que Jinyoung vestía cada vez que lo iba a visitar, ni siquiera hacía el frío suficiente para llevarlos y Jinyoung sólo había mencionado que se sentía cómodo al usarlos.

Ahora que Kwon pensaba en eso, algo se sentía terriblemente mal.

—Ya tenías un presentimiento de que algo andaba mal ¿Cierto? —Taecyeon preguntó, su hermano era un libro abierto para él.

Kwon afirmó nuevamente, levantando la vista hacia su hermano.

—¿Debería...?

Taecyeon dirigió su vista a los ojos preocupados de su hermano.

—¿Lo harías...? —dijo arqueando una pequeña sonrisa. —¿Confiarías en tus instintos paternales? ¿En esa intuición?

Ni siquiera se sorprendió cuando Kwon se levantó rápidamente y tomó su abrigo, dejando el café intacto en la mesa mientras caminaba fuera de su oficina como una tormenta hacia las puertas del edificio.

Taecyeon sabía cuánto Kwon adoraba a sus hijos a pesar del hecho de que ellos eran los productos de un matrimonio arreglado con alguien que ni siquiera amaba.

Sunmi era una mujer hermosa de antecedentes respetables, sí, pero Kwon honestamente no encontraba interés alguno en ella y Sunmi no tenía ningún interés en procrear. Aun así, continuaron con el arreglo.

Probablemente la razón por la que Kwon amaba a esos adorables pequeños, era porque eran un milagro.

Además, esos pequeños eran adorables.

Lengua dulce y dientes afilados | JJPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora