Capítulo 4

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—Lo siento.

Jaebeom suelta un jadeo, sus piernas tiemblan bajo la fuerza de la intrusión en su cuerpo, pero se aferra, aceptándolo todo de forma resignada.

Después de todo, él había hecho algo peor.

—Cállate.

Esa palabra suena más como un gruñido irritado que cualquier otra cosa, lleno de puro odio.

Seguir esa orden y guardar silencio es una sabia decisión.

Han pasado más de diez años. Más de diez años donde el mayor pensó que había perdido a este hombre para siempre, que había perdido la oportunidad de buscar el perdón y reconocer sus malas acciones; que la última vez que tuvo a este dulce chico en sus brazos fue cuando lo maltrató y lo quebró.

Sin embargo, puede que ya sea demasiado tarde.

—Perdóname.

No hay respuesta más que el doloroso clavado de uñas en la piel desnuda de sus caderas y la fuerte embestida que desgarra su cuerpo.

Jaebeom lo intenta de nuevo. —Lo siento.

Suplica, a pesar de todo, a pesar de la pecaminosa mezcla de dolor y placer que destroza su cuerpo y nubla su mente, con los labios entreabiertos en un canto delirante de esas dos palabras, buscando desesperadamente el perdón de los fragmentos de su primer amor.

Roto. Destruido. Destrozado.

Ese es Jinyoung ahora.

No hay rastro del chico dulce que amó hace una década. Esta desaparecido. Todo lo que Jaebeom había amado se ha ido por completo.

—No me importa —las palabras le sisean en los oídos, de forma aguda, con una loca punzada de ira mezclada con lujuria. —Ya no importa, Im.

—Jinyoung, lo siento...

Otra embestida aguda y precisa, los puños de Jaebeom se curvan contra la pared, preparándose cuando aquél empuje lo lanza más lejos, golpeándolo contra la fría superficie. No hay gentileza en lo absoluto y Jaebeom honestamente no la espera.

Dientes feroces se hunden en su piel lo suficientemente fuerte como para sacar sangre, el agarre en sus caderas se aprieta y Jinyoung se estremece contra su espalda.

Presionando su mejilla contra la fría pared, Jaebeom apenas y puede distinguir el brillo divertido en los ojos de la prometida de Jinyoung. Ella estaba apoyada contra la pared, habiendo llegado poco después de que Jinyoung interrumpiera el desesperado intento de Jaebeom de disculparse lanzándolo contra la pared y silenciándolo con un beso.

Teniendo en cuenta que nadie los había estado buscando, Jaebeom está seguro de que Jinyoung e Irene tenían esto coordinado de antemano.

No importa. Al menos por este breve momento, tenía a Jinyoung de regreso.

Labios gruesos trazan su piel magullada, solo un breve toque, antes de que Jinyoung retroceda, deslizándose hacia afuera con un sonido lascivo, dejando a Jaebeom adolorido y vacío. El mayor se desploma en el suelo, débil y completamente usado, sus piernas temblorosas son completamente inútiles para ayudarlo a mantener cualquier vestigio de dignidad.

—¿Necesitas un pañuelo, Junior? —La mujer pregunta, arqueando una elegante ceja mientras ofrece un paquete de pañuelos a su prometido.

Jinyoung sonríe. —¿Por qué no me ayudas a limpiar?

Ella resopla delicadamente.

Lengua dulce y dientes afilados | JJPDonde viven las historias. Descúbrelo ahora