¡BAMF CALE ORIGINAL!

¡El Santo de la Familia del Conde!

¡El Santo de la Familia del Conde!

Resumen: Cale Henituse es muchas cosas, cobarde nunca ha sido una de ellas.

Eso no quiere decir, sin embargo, que no comenzara a gritar como poseído cuando empezó a escuchar voces en su cabeza.

(Alternativamente; El Cale Henituse Original fue bendecido (él quiere objetar en contra de esa declaración) con escuchar las voces chismosas de los dioses y un tal Kim Rok Soo como su sistema de apoyo emocional. Para su desconcierto, salva el mundo mientras trata de deshacerse de ellos, gritando, pateando, estafando y recogiendo perros callejeros en el camino)

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1

¡Oh! ¡Dios, Has Dicho Mi Nombre! (¿¡Por qué yo!?)

En un mundo, cuando se conocieran por primera vez, Choi Han golpearía a Cale Henituse hasta volverlo pulpa por ser, bueno, Cale Henituse y no medir sus palabras.

Este no es, exactamente, ese mundo. Porque todavía lo golpeo, pero no por esas razones en específico y no hasta volverlo pulpa.

*

Lo que Cale desconocía era que, contraria a su perspectiva, el en realidad no grito.

Cuando los murmullos que comenzó a escuchar desde que se despertó (que confundió erróneamente con resaca) comenzaron a ganar fuerza, uno de los asistentes lo detuvo en su camino para conseguir un mejor alivio para la resaca (Ergo, mas alcohol) que la simple copa de vino que estaba tomando en ese momento, alegando que el campesino que lo acompañaba estaba ahí para hablar con el señor (¿Entonces porque le estaba hablando a él?) las voces empezaron a tomar fuerza de poco a poco.

Hizo un gesto vago, mientras se masajeaba la cabeza y apretaba los dientes mientras le daba una mirada furiosa al asistente. Estaba tentado a aventarle lo primero que tuviera al alcance de la mano (a saber, un libro que agarro para exactamente eso, hasta que se dio cuenta que era uno de los nuevos libros de su hermano, entonces simplemente lo mantuvo en su mano).

—Sera mejor que esto sea bueno, estoy muy ocupado—se sentó, se cruzó de piernas y puso el libro en su mano sobre su regazo.

Cuando el campesino comenzó a relatar porque quería hablar con el señor del territorio toda la sala se tornó con un aura pesada. Por supuesto, Cale lo ignoro a todo y a todos en todo el relato, más concentrado en su resaca y sus murmullos cada vez más fuertes.

—Y los niños...

—¿¡Y los niños!?—murmuro desconcertado ¿De qué niños? ¿De qué están hablando?

En algún punto hizo una expresión de dolor mientras serraba los ojos, se masajeaba el puente de la nariz y levantaba su otra mano en un gesto vago, mientras gritaba.

—¡Suficiente! ¡Maldita sea! ¡Cállate!—Por supuesto lo decía a las voces, pero el campesino se quedó en silencio. Le siseo al asistente, con fuerza—¡Llama a mi padre! ¡Ahora!

En un día normal Cale no dirigiría la palabra a su padre si podía. Pero ahora no estaba pensando con claridad. ¡Solo quería hacer que los malditos murmullos se callaran!

Necesitaba dinero. Si solo le decía buenos días y entablaban una plática corta con dos o tres frases, probablemente le dé la mesada de todo un mes.

Si, era consciente de que se estaba aprovechando terriblemente de su padre, pero mierda, si su padre ni siquiera le había podido sostener la mirada por más de cinco segundos después de la muerte de su madre y se había atrevido a volver a casarse sin siquiera decírselo tenía todo el derecho a hacerlo.