El Omega del Rey [✔] © # [Adaptación]

>> CONFUSO<<

Diario del rey —nota 15—:
"Ya no sé qué pensar ni qué sentir. ¡El amor es tan confuso!".

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Al día siguiente nos reunimos en el salón del té, desde donde se puede observar el bello jardín y respirar aire puro, puesto que está conectado con este. El ambiente es perfecto, en mi opinión, y, por alguna razón, se sentía muy íntimo, como si se hubiera diseñado para nosotros. Además, el aroma a menta y pistachos de Emilio estaba tan impregnado que mi lobo se sentía en casa.

—Inicia tú, por favor —me dijo. Por alguna razón, no me sorprende, pues todo esto fue idea mía.

—Cuando ocurrió la crisis de la cosecha, mi madre estaba embarazada y mi padre se encontraba grave, ya que no comía para que nosotros no enfermáramos. Sin embargo, su decisión causó que no pudiera atender la panadería. Entonces, todo cayó sobre los hombros de mi madre y de los míos —dije observando fijamente la taza de té que humeaba sobre la mesa— No obstante, eso no fue lo más duro... Bueno, los precios de los productos para preparar el pan empezaron a subir rápidamente y varios ingredientes escaseaban, así que debía ir directamente a los campos y suplicar rebajas o intercambios. Durante todo ese revoltijo, Mauricio y sus padres nos apoyaron, accediendo a intercambiar semillas de girasol por pan fresco. Sin embargo, lo más importante que necesitábamos era harina trigo, así que intenté llegar a un acuerdo con los Sánchez... Ammm... Bueno, el día en el que fui tan solo se encontraba el señor Andrés Sánchez...

—¿Fuiste a reunirte solo con ese hombre? —preguntó, rompiendo con el silencio que lo había caracterizado desde que inicié mi relato.

—Sí. Mi madre debía preparar el pan y atender la tienda, mientras que mi padre estaba al borde del colapso; no había otra opción —contesté seriamente. La verdad es que me duele recordar todo esto, más debo mantenerme sereno.

—Bueno, continúa.

—Ese día, el señor Andrés dijo que aceptaría intercambiar el trigo, pero no quería pan, pues su Omega sabía prepararlo... Él me... ammm... quería a mí... —dije aguantando las lágrimas. Los recuerdos venían de golpe y me dolía, me lastimaba, eran dagas que atravesaban mi cuerpo sin compasión. Entonces, decidí hablar rápido para evitar el sufrimiento: — Yo todavía no me había presentado, pero todos decían que sería un Omega, porque era delgado y mi rostro, muy tierno...

—Joaquin...

—Yo accedí, no tenía otra opción...

—Joaquin, basta.

—Solo me tocó, pero...

—¡Joaquin! —exclamó usando su voz de mando.

La verdad es que no me había dado cuenta de que mis ojos estaban inundados y de que las lágrimas se resbalaban por mis mejillas. El dolor ya no lo sentía, pues mi mente no aceptaba que aquello me había pasado, aunque mi cuerpo no pensaba lo mismo. Empecé a temblar, volviendo a sentir su frío tacto sobre mi cintura y mi trasero. Entonces, recordé por qué odiaba tanto a Yoongi.

Todo había sido su culpa.

—Lo lamento —susurró, apresándome entre sus brazos, reconociendo que sus acciones como nuevo rey me habían herido más de lo que creyó—. Si hubiera estado ahí...

—Pero no estuviste... No estuviste para mí ni para el pueblo... —dije, dejando que su calor me calmara— Puede que hayas evitado muchas muertes en comparación con lo que se esperaba, pero no tienes ni idea de lo que sufrimos todos —agregué con odio.

—Joaquin, ahora no puedo cambiar nada. Solo puedo pedirte perdón —me dijo, mirándome fijamente a los ojos. Entonces, lo noté. Su nariz a estaba roja, sus mejillas, más pálidas de lo normal y sus ojos, húmedos: estaba llorando.

Te tengo, Emilio Osorio.

Destapé la pequeña botellita de vidrio que sujetaba y recogí algunas de sus lágrimas rápidamente. De hecho, me dolió un poco aprovechar su compasión y dolor, más lo que habíamos sufrido sus súbditos no se compara con la muerte que tendrá. Esto es una causa justa.

¿Pero por qué se siente tan mal?

Gracias a todos los que siguen hasta aquí. Los aprecio mucho. En serio, gracias, voten y comente la historia gracias los romaaa....

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