CAPÍTULO XI "EL HUBIERA NO EXISTE"

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[ACLARACIÓN: ESTE CAPÍTULO CONTENDRÁ MUY PERO MUY LEVE NARUHINA COMFORT]

[ACLARACIÓN #2: ESTE CAPÍTULO SERÁ TOMANDO COMO GRIS, EN OTRAS PALABRAS ESTARÁ MÁS APEGADO A LO MELANCÓLICO]

SIN MÁS QUE AGREGAR, LES TRAIGO ESTE NUEVO CAPÍTULO.

A Hinata realmente le gustaba arropar a sus pequeños hijos antes de dormir

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A Hinata realmente le gustaba arropar a sus pequeños hijos antes de dormir. Le encantaba ser madre y dar lo que ella no recibió en su niñez.

Empezó con su pequeña girasol, tan parecida a ella y tan diferente. Le dedicó una sonrisa cargada de amor y salió de su habitación, siguió con el mayor de sus hijos quien para su edad ya estaba listo en su habitación, deseándole lindos sueños repitió la acción.

Con Kawaki respetó la distancia pero aún así le deseo un buen descanso y dejó un vaso de agua en su cómoda.

Saliendo de la última habitación su expresión cambió, después de todo la noche siempre era sinónimo de melancolía, justo como ella se sentía siempre desde aquel día.

No la malendiendan, adoraba a su familia, sus hijos, su esposo. Eran parte de ella pero a la misma vez le hacía falta algo más en la vida, no se sentía llena, para nada completa.

Caminó hacia la primera planta y tomó su taza de té aún llena. Sus ojos se reflejaron en aquel líquido y sonrió con burla.

Eran completamente diferentes.

Se preguntó como hubieran sido las cosas si todo fuera diferente pero tal y como llegó ese pensamiento a su mente lo desecho mientras dejaba su té en el lava-platos.

-El hubiera no existe- Susurró la chica mientras veía el contenido de su bebida irse al caño.

Cerró sus ojos y suspiro, para Hinata pensar en él era perderse en su propio mundo y no hay poder humano que la sacará de ahí.

No se dió cuenta pero sus pies la llevaron a la terraza trasera donde se encontraba la luna en lo alto del firmamento oscuro.

Tan preciosa, tan única y tan nostálgica.

Se sentó en aquel columpio de jardín largo que Yamato-sensei creo para sus niños.

Su mirada se dirigió a su acompañante plateada. Miles de pensamientos y preguntas rondaron en su mente, el frío otoñal la acompaño silenciosa haciendo que la chica se sintiera más cómoda.

No escuchaba nada más solo el sonido nocturno.

-Hinata, aquí estabas-

Miró a su pareja llegar cansado pero sonriendole, ella asintió y lo saludo de igual manera.

El rubio hizo un ademán de sentarse a su lado pero ella lo detuvo.

-¿Te importa si me quedo un ratito más aquí?- Le dijo quedito.

Entre besos y suspiros      ||FINALIZADA||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora