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Sus lágrimas descendían sin parar, mientras escuchaba el sonido del guqing de nuevo, sus ojos observaban aquella figura tan inalcanzable y pura, tenía tanto miedo de acercarse y manchar la con sus pecados por lo que se conformaba a estar a una dis...

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Sus lágrimas descendían sin parar, mientras escuchaba el sonido del guqing de nuevo, sus ojos observaban aquella figura tan inalcanzable y pura, tenía tanto miedo de acercarse y manchar la con sus pecados por lo que se conformaba a estar a una distancia de la permitida. No podía tocar su Dizi esta vez, no se sentía con ganas de hacerlo.

Este era uno de los únicos días donde podía verlo, solo una vez al año, eran tan doloroso saber que el tiempo se les agotaba, su alma se sentía tan destrozada con el pasar de los segundos, esto los estaba consumiendo. No sabían donde se encontraban, solo sabían que estaban atrapados en medio de la nada, sin poder siquiera acercarse al otro.

- Wei ying - escucho su nombre salir de sus labios, como amaba a ese hombre. Enserio de cómo lo amaba.

- Lan zhan... - estiró su brazo en mero intento de tocarlo, su amado trato de hacer lo mismo, pero entre ambas manos había una pared invisible que los separaba, esto solo los destrozaba cada vez más y más.

Y de nuevo ya no pudo ver a su amado, de nuevo se quedó solo en esa oscuridad, junto a esas voces que tanto odio en vida como en la muerte, en un arrebato de ira e impotencia, grito de forma tan desgarradora que la energía resentida lo rodeo, alimentándose de el, de su antiguo maestro.

Y de nuevo ya no pudo ver a su amado, de nuevo se quedó solo en esa oscuridad, junto a esas voces que tanto odio en vida como en la muerte, en un arrebato de ira e impotencia, grito de forma tan desgarradora que la energía resentida lo rodeo, alim...

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La flecha logro darle en el blanco, era un logro, pero eso no logro subir su ánimo. Tomo otra flecha y la posicionó en su arco, mirando directamente hacia donde quería apuntar, tomo aire y soltó la flecha, esta vez no acertó, por lo que soltó un resoplido frustrado. Se acerco a recoger todas las flechas que había utilizado ese día, había estado practicando el tiro con arco desde el desayuno, no aguantaba estar mas en su habitación creía que esto lo animaría, aunque sea un poco, pero nada.

Se había salteado el almuerzo, sabia que su tío estaba completamente ocupado ese día por lo que no se enteraría, a menos que un sirviente ande de chismoso. Aunque en realidad no quería almorzar solo, pero no lo quería admitir. Sabia que su Jiujiu tampoco había soportado estar mas tiempo de luto por lo que luego de dos semanas casi inmediatamente se sobrecargo de papeleo para mantener su mente distraída.

Miro al cielo, estaba atardeciendo, escucho ladridos de parte de pequeña hada, quien estuvo todo el tiempo recostada en el césped mientras observaba a su maestro preocupada. El can quería que su maestro descansase por lo menos un rato, por lo que ladraba para llamar su atención.

AnheloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora