07 | Hogwarts y un sapo rosa

40 4 2
                                    

Primer de Septiembre, una nueva etapa en nuestras vida daba comienzo. Decir que estaba nerviosa era poco, estaba despierta desde muy temprano por la misma razón, es que pensar que pronto sería parte de una nueva escuela me tenía con sentimientos revueltos.

Por una parte estaba emocionada, curiosa y hasta podría decir que feliz, Hermione había sido muy amable de prestarme su copia de “La historia de Hogwarts”, y quedé fascinada con lo que leí. Pero por otra parte estaba aterrada por la selección de las casas, ¿Alguna vez mencioné que tenía pánico escénico? ¿No? Pues ahora lo saben, y saben el porque estaba aterrada ante la idea de estar en frente de tantos adolescentes mirándome, analizandome y hasta juzgandome.

Sé que Duncan estará feliz por toda esa atención, ese maldito adora que lo miren. Pero yo, oh no, era lo peor que me podría pasar.

Trataba de no darle importancia, al menos hasta que estuviera justo en Hogwarts en el gran comedor, ahí podría hiperventilar lo que quisiera, pero no ahora, pero demonios que era difícil mantener la mente despejada.

Estaba en la cocina junto con Zoha, comía mi tercera rebanada de tarta de calabaza cuando oí pasos bajando las escaleras y un fuerte grito de parte de mi madre, muy seguramente estaba tratando de despertar al holgazán de mi mellizo.
Papá entró a la cocina pulcramente vestido, en cuanto me vio me regaló una reconfortante sonrisa, la cuál obviamente le devolví.

— Buenos días amor, ¿cómo estás? —me pregunto mientras se servía una taza de café y se recargaba en la encimera—. ¿Nerviosa?

— Aterrada en realidad— le respondí tratando de que no se notará el temblor en mi voz.

— Bah no pasa nada, te adaptaras rápido. Eres inteligente y ya tienes amigos que serán tus compañeros.

— No es por eso —le dije mientras jugaba con el último trozo de mi tarta—. En realidad es tonto, estoy nerviosa por la selección, voy a estar en frente de mucha gente.

— Anwen —dijo mientras me miraba directo a los ojos—. No pasa nada, cuando menos lo esperes la selección pasará y nadie se acordará de tu enana figura.—dijo con burla.

— ¡Papá! —grite indignada—si soy baja es culpa del poste andante de tu hijo, él se robo toda la altura.

— Ya ya, como sea, después discutimos lo injusto que fue tu hermano al momento de repartir la altura. —río, tomó un largo trago de su taza de café y luego se movió de donde estaba—necesito que te apresures, tenemos qu…

Se quedó a media frase cuando oímos el grito de Duncan y de mamá.

¡Te lo advertí Duncan! —papá y yo nos volteamos a ver con una sonrisa cada quién en su rostro al oír las típicas peleas matutinas de mamá al intentar despertar a Duncan—. ¡Si regreso en 5 minutos y veo que sigues en la cama te lanzaré otro Aguamenti!

— Tú —me señaló papá—, ahora ve a tu habitación a prepararte antes de que tú madre te lance agua a ti también.

No tuvo que decirlo dos veces cuando salí corriendo directo a mi habitación, encontrándome con mamá en las escaleras.

— Hola mamita querida, ¿te han dicho que te ves particularmente hermosa hoy? —le dije en tono meloso para que no se dejará ir en contra mía por culpa de Duncan.

— Muy adulador de tu parte Anwen, pero ahora, sube a vestirte —señalo son su varita el segundo piso con su cejo ceñido— tenemos que estar en el cuartel en una hora, ¿de acuerdo?

— ¡Si señora! —hice un saludo militar no-mag y salí disparada escaleras arriba.

La noche anterior papá nos había comentado que la orden tenía que escoltar a Harry hacía la estación para ir a Hogwarts, mis padres al ser miembros de esa secta iban a matar dos pájaros de un tiro, ayudarían a escoltar a Potter y nos acompañarían a nuestro primer día.

Los Mellizos Loughty y la Orden del FénixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora