El vampiro y las doce esposas

Un bocadito

La chica estaba tranquila sentada en su cama mientras una de las chicas cepillaba su cabello oscuro pero a su vez brilloso

El resto estaba en el suelo sentado por pura cabezonería, hablábamos con ánimos hasta que la puerta se abre

El silencio inunda el cuarto, el chabal abre completamente la puerta, sus colmillos estaban en su amplia magnitud y con ello conllevaba tener esos ojos de un tono violáceo

–Apartaros, es una orden–y así todas las mujeres del suelo le hacen espacio, a excepción de la que estaba a mi espalda, se pone delante y la menor por inercia sujeta su mano asustada

Otro chico entra por la ventana, una suave llamada y la chica gira su vista encontrando esos ojos esmeralda

–¿Porque tienes miedo?–Pero aquella pregunta rápidamente fue contestada al ver a su mayor, con velocidad coge a Zenda saliendo así volando con ella escuchando los gruñidos de Liam

Zenda temblaba más que nunca, aquella imagen la había horrorizado hasta tal punto de ser incapaz de parpadear, seguidamente nota unas caricias y una sonrisa con esos caninos a su parecer tan dulces

–Ya estás a salvo, no te podrá coger estando conmigo–Su voz era dulce al igual que su sonrisa y eso en cierto modo la calma, su aspecto no era tan parecido al de los otros dos, era más "humano" y por ello tal vez le facilitaba el poder estar juntos

–Gracias pero... ¿no tendrás problemas?–Y seguidamente señala al chico que los observaba desde el suelo, se le veía furioso

Zenda sin pensarlo salta desde encima de Lu hacia Luca, estira sus brazos hacia el vampiro y este como si fuese su vida la que estuviese en riesgo salta cogiéndola

–¿Se puede saber que haces? Te podrías haber matado–Su ceño estaba fruncido pero extrañamente no gruñía

–Sabia que me atraparías y las alturas me dan miedo...–Agacha la mirada arrepentida, ante eso un dulce beso se posa en su mejilla

Sus mejillas adquieren ese tono rojizo tan característico de sus nervios, y seguidamente la mirada gacha, era incapaz de alzar la vista

–Oye tendrás que acostumbrarte, ¿o  cuando te bese huiras todo el rato?–El sonrojo aumenta y se queda quietq mirando esos ojos claros, al final les había cogido un extraño cariño

–¿Esta bien?–El joven ojiverde aparece corriendo a uno de los lados del mayor, este asiente mirando a la pequeña en sus brazos, seguía roja y tapaba su cara con sus manos

–¿La humanita se mató?–Parecia contento ante esa pregunta pero al escuchar aquel corazón palpitante sus ojos volvieron a ese tono violáceo

–Es injusto que nos tortures así, su corazón suena tan delicioso...–Se relame dejando crecer esos dientes

–Y sabe dulce...más que mis chuches...–Ahora el de ojos verdes los tenía igual a su hermano, Zenda empieza a temblar, se sentía como un corderito rodeado de lobos

Esconde su cara en el pecho de Luca, es lanzada al aire y atrapada por alguien más, al fijarse era la criada quien ahora la sujetaba estando en el árbol

–Baja y damela, es una orden–El mediano sonríe espectante, pero alguien se pone delante

–Quiero que me la des y tr libres de ellos–Ahora el sonriente era el menor, la muchacha no se movía, al contrario, sonreía más que nunca ya que esas órdenes no le afectaban

El contacto de la pequeña era mágico, como si hiciese una barrera ante esas órdenes, mira a la pequeña y besa su frente, usando así su poder, pero al ver que no de duerme ríe levemente