Primer día bajo las garras de la bestia

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Era fin de semana y unos golpes en la puerta la alarmaron, ella se acercó y al abrirla allí estaba el vampiro con su típica sonrisa.

–¿Has dormido bien? Bueno...¿Has dormido? –Dijo al notar las leves ojeras debajo de sus ojos.

Las criadas llegaron y le recordaron que los humanos llevaban otros horarios él simplemente se hecho a reír y se fue a su enorme salón dejando a la chica únicamente con las criadas.

–Sentimos el escándalo vuelve a dormir pequeña–La chica negó y no era por desobediencia era porque teniendo a aquel ser cerca le era imposible conciliar el sueño.

–No....no puedo...–Admitio en bajo las criadas se miraron entre ellas y entre todas empujaron a la chica a la habitación, eso sorprendió a la pequeña pero a la vez le causó cierta gracia haciendo que de sus finos labios escapase una pequeña carcajada y sus ojos adquirieran un leve brillo.

–Perdón...–Se disculpo al recordar las múltiples riñas que le habían dado por reír o simplemente sonreir.

Las criadas se quedaron pensativas pero después de un rato la que parecía ser la líder habló.

–¿Que te parece si nos hacemos tus amigas? Y no pasa nada porque te rías de hecho eso está genial y te ayudará a vivir– Zenda que era el nombre que le pusieron asintió levemente.

Toda la paz y felicidad que las criadas habían creado fue destruida con la simple presencia del vampiro.

–¿Que pasa? ¿Interrumpo algo? –Su sonrisa se amplía al oler el miedo de la pequeña aunque su cara no lo demostrase en su interior se notaba por sus fuertes latidos.

–No interrumpe nada mi señor–Dijo finalmente una criada con su tono respetuoso.

–¿Y que era eso que divertía tanto a mí futura esposa?–Aquella mención hacia que la niña se alarmase más y todos sus músculos se tensasen.

–Solo estábamos hablando mi señor–Hablo otra criada.

–¿No se supone que a esta hora ella debería dormir? ¿Que hace aún despierta y hablando?–Preguntó con cierta furia y amenaza sin borrar su sonrisa.

–No logro conciliar el sueño...–Susurro la menor, ante esas simples palabras todos la miraron el vampiro parecía divertirle la situación pero las criadas estaban preocupadas.

–Todo el mundo fuera, tengo que hablar con ella–Dijo refiriéndose a la pequeña, aunque les costó todas salieron y cerraron la puerta, la menor estaba aterrada, incluso podía decirse que había perdido el poco color que tenía su piel por el miedo.

–No tengas tanto miedo no voy a comerte...por ahora...–Se notaba que estaba jugando con ella pero así solo lograba que su miedo aumentase.

El vampiro se sentó a su lado sin cuidado alguno haciendo que los muelles de la cama crujiesen bajo su peso.

–¿Como te llamas?–Dijo el chico mientras se recostaba en la cama.

–Zenda...–Susurró la pequeña, no quería hablar con ese ser que la había obligado a vivir con él y tiempo más tarde la obligaría a casarse.

–Que nombre más extraño...me gusta...–Mostró su sonrisa con esos enormes cuchillos que llevaba por caninos.

La menor asintió levemente sin mirarle, sabía que si miraba esos ojos azules la poca valentía que la mantenía consciente le fallaría.

–Mirame...–Le ordenó el vampiro con una voz fría y cortante.

La chica dudosa se giró para mirarlo pero era incapaz de levantar su vista de sus temblorosas manos.

El vampiro al perder la paciencia la cogió del mentón con brusquedad y le elevó la cara esperando ver sus ojos pero a consecuencia de esos bruscos actos sólo logró de la chica cerrase con fuerza sus ojos y empezase a temblar.

–Si no abres los ojos te obligaré a abrirlos y no creo que te sea nada agradable–Dijo indiferente aún sin soltarla, ella se mantuvo quieta y el vampiro perdiendo la paciencia la besó, pero al mirarla a los ojos estos estaban cerrados con más fuerza, su idea era besarla para sorprenderla como a las demás pero eso solo la asustó más.

–Si abres los ojos te dejare tranquila por esta noche–dijo irritado, la chica poco a poco empezó a abrir los ojos, estos estaban cristalizados pero aún estando así no brillaban, ese negro seguía opaco y eso molestaba al vampiro el cual la empujó a la cama y se fue casi arrancando la puerta.

Todas las criadas entraron corriendo y al ver a la chica con vida suspiraron aliviadas pero al ver su estado de terror se acercaron a ella y trataron de consolarla y de explicarle que el no era asi que sus actos eran bruscos por el hecho de tener hambre.

El vampiro y las doce esposasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora