Capitulo 42

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-Descuida Jack, esta bien.-le sonreí perdida en mis pensamientos.

-Te ayudo a levantar tus cosas.-dijo agarrando mi bolso y metiendo todo lo que se había caído.- En serio iba pensando en cualquier cosa y no te vi.-se volvió a disculpar.

-Esta bien.-me entregó el bolso.- Yo tampoco venía muy atenta.-dije sonriéndole.

-Okey, tengo que ir a mi casillero. Luego nos vemos.-dijo mientras se alejaba de mí.

Lo noté raro y su cara mostraba que no había tenido una muy linda noche.
Ni siquiera me dijo “Buenos días princesa” como suele decirme o “¿Cómo has dormido?” Nada solo me llevó por delante y tuvo que disculparse.

Todo el día fue tedioso, Caitlin no se apareció por el colegio y por lo tanto tuve que pedirle los apuntes a Ashley que accedió a prestármelos. Jack solo me habló esa vez que me llevó por delante y ni una mirada me cruzó en todo el día.
Jack J me avisó que se iría a almorzar con Cameron así que me dispuse a caminar sola.
Me senté en el cordón de la vereda, el día estaba horrible y las nubes querían largar el agua sobre California. Me quedé ahí un largo tiempo aclarando mis pensamientos.
¿Qué hubiera pasado si Jack J no nos interrumpía? ¿Estaríamos de novios? ¿Estaríamos saliendo? ¿Yo le hubiera dicho que lo amo?
Y un tremendo bocinaso me sacó de mis pensamientos. La tormenta no tardó en caer sobre la ciudad.

-Sube.-gritó el dueño de el hermoso auto. Si, Jack Gilinsky.

-¿Para que quieres que suba a tu auto?-abrí la puerta del copiloto y me asomé para verlo.

-Por dos cosas, primero porque acaba de comenzar a llover y no te dejare caminar sola hasta tu casa y segundo porque tengo hambre y quiero invitarte a almorzar conmigo.- apretó el volante con cierto nerviosismo.- ¿Aceptarías acompañarme a almorzar?

-Okey, si insistes.-dije sin hacerme rogar más. Me subí al auto y puse mi bolso sobre mi regazo.- Tengo frío. ¿Tu no?

Y antes de seguir su camino se sacó la chaqueta y me la dio.

-Pontela.- puso los cambios del auto y comenzó a andar.- Estarás mas calentita con eso.

-Gracias.-le dije poniéndomela.

Llegamos a una parillada y nos bajamos. Me saqué la chaqueta para devolvérsela pero no me la aceptó.

-¿Qué vas a pedir?-me sonrió mientras me miraba por encima de la carta.- Yo quiero unos aros de cebolla y carne.-le indicó al mesero.

-Muy bien.-anotó en su anotador.-¿Usted señorita?

-Yo quiero solo una ensalada completa.-le sonreí mientras el anotaba.

El mesero se retiró dejándonos solos, momento incomodo porque ninguno de los dos hablaba.

-______-dijo rompiendo el hielo.- No tienes que comer solo una ensalada.-rió.

-¿Te estas burlando de mi?-dije riendo.

-Estas muy delgada.-agregó cuando paro de reír- Deberías comer más.-me aconsejó.

-No, así estoy bien.-dije sin siquiera mirarlo.- ¿Me veo mal?-le pregunté.

-No.-me contestó mientras se llevaba un pedazo de pan a la boca.- Tu no te verías mal ni siquiera con el maquillaje corrido, toda despeinada y sin bañarte.- ambos reímos.- Igual te prefiero peinada y bañada.-me sonrió.

-Si, yo también me prefiero así.- el mesero colocó los platos en la mesa.

-Gracias.-le sonrió mientras el hombre se retiraba.- Bueno, a comer.- ambos reímos.

Hablamos de mil cosas mientras almorzábamos. De sus padres, de mi, de el, pero no de un “nosotros”. Recordamos cosas de cuando éramos más pequeños, travesuras que Jack hacía junto a .
Cuando salimos del lugar, ya había parado de llover.

-¿Te llevo a tu casa?-dijo cuando nos subimos al auto.

-Como prefieras.

-Por mi te tendría conmigo toda mi vida.-me sonrió. Acababa de crear el momento incomodo.- Igual creo que te quieres ir, así que te llevo.

-No Jack no pienses que no quiero estar contigo.- dije mientras el comenzaba a andar.- Es que a veces me dejas sin palabras, te juro, no se que decirte, me siento incomoda al no saber como responderte.

-No entiendo.-dijo haciendo una mueca rara.- ¿Por qué?

-Porque tengo miedo a decir algo que lo arruine todo.

-¿Todo?-dijo sin despegar los ojos del camino.- ¿Qué es ese “todo” al que te refieres?

-No lo se, todo lo que tenemos juntos.

-¿Existe un nosotros?-preguntó parando en el semáforo.

-Si, yo creo que si.-le dije mirándolo directo a sus ojos miel.

-Yo también lo creo.-me sonrió.- Anoche me ibas a decir algo antes de que supieras que Nash había dejado una nota en tu habitación.-volvió a poner en marcha el vehículo. 

-Ahh entonces por eso te fuiste.-sonreí perversamente, el estaba celoso.

-No, sabes que no. Aparte te dije, ya era tarde y hoy había escuela.

-Si, me imagino.-dije sarcástica.- Dime ¿Huele a celos?

-No, yo no huelo.-estacionó frente a mi casa.- En el hospital olía a celos. ¿Tú sentiste?

-No, yo siento ahora.-dije desafiándolo con travesura.

-¿Sabes?-se sacó el cinturón de seguridad y se acomodó en el asiento para mirarme.- Creo que huele celos aquí y en el hospital.-no movió un solo músculo de su cara.- ¿No crees?

-Jack… yo no estoy celosa de Verónica.

-¿Ah si?-me sonrió.- ¿Y por que cuando la agarraste de los pelos le aclaraste que yo no estaba disponible? Que por cierto si lo estoy.

-Porque ella es una zorra. Aparte no estas disponible.

-Si lo estoy.-dijo mientras yo me bajaba del auto.-______-me siguió.- Estamos hablando ¿Por qué te vas así?

-Porque no es cierto lo que dices.-le comenté mientras buscaba las llaves de mi casa.

-Si lo es. No estoy de novio.-me comentó mientras metía las llaves en la cerradura.

-No lo estas. ¡¡¡JACK TU ERES MIO!!!-le grité antes de cerrarle la puerta en la cara.

Amigos con Derecho (Jack Gilinsky)-AdaptadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora