-LA GRAN FORTALEZA KRARAKNIANA-

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Aunque la noción del tiempo pasaba desapercibida, sentía que tenía meses colgando de esas cadenas, no parecía haber muchas opciones para escapar, pero algo se me tenía que ocurrir, si el extraño tenía razón mis amigos estaban siendo torturados mientras yo estaba aquí.

-Oye...- dije
-¿Qué sucede?-
-¿No pasa algún guardia por aquí?-
-No chico, vendrán por ti cuando lo necesiten-
-Eso quita aún más opciones...- me quede viéndolo fijamente -¿Por qué sigues aquí?-
-Soy un hueso duro de roer, cuando tengan la oportunidad me torturaran de nuevo y me regresaran aquí-
-Mis amigos son fuertes, pueden regresar...-
-A no ser que mueran- interrumpió

Esas palabras me hacían desesperar, pero necesitaba estar calmado para salir de aquí, no sentía rastros de mana en mi cuerpo, y posiblemente hacer esfuerzo me dejaría inconsciente de nuevo.

-Ya sé que hacer...-
-¿Enserio? Te observo chico, sorpréndeme...-

En un acto de memoria recordé mis últimas acciones antes de casi morir otra vez, dejando parte de mi energía vital en el anillo podía conectarme con la magia que me rodea, en ese entonces use la magia para separar a Darlen del hechizo del centauro, si logro concentrarme tal vez pueda separar los grilletes del hechizo que me retiene.

Y así fue, comencé a concentrarme, el poco rastro de mana que yacía en mí no era suficiente para usar el anillo, así que aprovechando de mi situación recién rehabilitada utilicé mi energía vital.

-Creo que funciona...- dijo el extraño

No tenía fuerzas para responderle, pero me empecé a sentir mareado

-Chico, deja de hacer lo que estés haciendo, los grilletes están absorbiendo tu energía vital-

Y era totalmente cierto, pero, aun así, el anillo recibía un poco de lo que gastaba, solo necesitaba cargar lo suficiente.

El clic de las cadenas hizo eco donde estaba, de un momento a otro caí en al suelo frio, estaba descalzo me habían despojado de mis ropas, dejándome solo el pantalón de cuero.

-Funciono- dije con el mareo en mis ojos
-Chico acércate...- dijo el extraño

Me acerqué como pude al extraño, un poco de la luz de la eterna luna iluminaba su rostro, se veía viejo, una barba larga y cabello corto no dejaban divisar las arrugas de su cara, sus ojos mostraban desesperanza, sus ojeras eran síntomas de perder la noción del sueño, su cuerpo estaba gastado, pero parecía aun tener mucha fuerza, las marcas de tortura se hacían notar, sin duda alguna estar aquí era estar en un infierno.

-Buscare como liberarte- le dije
-No...- dijo con voz profunda
-¿Qué?- exclame sorprendido –¿Por qué lo dices?- continúe
-Ese anillo que tienes, es una gran responsabilidad, me imagino te lo heredo tu padre-
-Si...-
-Tu misión nunca fue venir aquí ¿cierto?-
-No, pero las cosas se salieron de control-
-No sé qué tanto conozcas del multiverso, o que tanto quede vivo en el bosque, pero tu misión es llegar a la gran muralla-
-Si ¿Cómo lo sabes?-
-Porque ese anillo que tienes es la solución a muchos problemas-
-Me contaras después, déjame sacarte de aquí...-
-¡Chico escúchame!- grito, algo en sus ojos cambio y su voz se hizo más grave

Su voz hizo que algo dentro de mí me pusiera estado de alerta, mi pulso se disparó, la sensación de mareo desapareció por completo.

-Tus amigos te necesitas- respiro –Tus cosas deben estar en una caja saliendo de este cuarto, sal de aquí, usa las escaleras, cuidado con los Kraraknianos, cuando los enfrentes rómpeles el cuello o el pecho, el resto de su cuerpo esta acorazado-
-Espera...-
-No hay tiempo- continuo –Alguien te está esperando del otro lado de la muralla-
-No lo entiendo- dije con miedo
-Chico, tus amigos deben estar en la sala del trono, antes puedes pasar al sótano, hay barriles con mana suficiente para que te recuperes-
-Pero...-
-¿Pero qué?- dijo molesto
-El rey Osadonte...-

Gynel A Travez del MultiversoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora