-LA GRUTA DE LOS MIL TESOROS-

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Kaito termino una larga historia llena de explicaciones.

-En resumen, esperas que yo solo vaya al área abandonada de la isla, a buscar una mina, donde puede o no quedar una de estas creaturas mitad roca indestructible...-
-Mitad coral- interrumpió Kaito –No indestructible pero si de una gran durabilidad- continuo
-Mitad coral indestructible, todo para buscar un metal casi imperceptible en la poca iluminación de la gruta que podría ya no existir- dije -¿Estás seguro de esto?- pregunte
-Si Gynel- dijo Kaito con una sonrisa en su rostro –Confió en que lo lograras-
-¿Por qué no puedo llevar una de tus espadas- pregunte con una desesperación que parecía cómica a los ojos de Kaito
-Es un ritual Gynel, solo así puedo enseñarte a ser un espadachín, además el poder mágico que reside en tu interior debe ser suficiente para salir de cualquier problema que pudieras tener allá abajo-

No tenía muchas palabras y la historia de Kaito no ayudaba a quitar los nervios.

-Además, puedes llevar cualquier arma que ya poseas- dijo Kaito
-Perdí el hacha de mi padre en una pelea contra un rey- dije con mucha tristeza

Kaito me miraba serio, dejo el costal de carbón que estaba cargando, se acercó a mí y puso su mano sobre mi hombro, lo mire fijamente a los ojos mientras una lagrima se me escapaba.

-Gynel, en estos meses entrenando hemos platicado muy poco, admiro tu dedicación, si no fuera por tu enfoque no hubieras llegado a tanto, tal vez después de esto podamos tener conversaciones más amistosas- dijo

Había mucha calidez en sus palabras de aliento, y tanta verdad, en todo este tiempo nuestro intercambio de palabras no era más que instrucciones para el entrenamiento y comentarios sobre lo aburrido que era comer pescado y verduras todos los días.

-Hubo una frase que recorría todo el multiverso, era como un emblema, la razón de ser de muchos héroes, Gynel, sé que has pasado por cosas muy difíciles, así es esto- dijo Kaito

Las palabras que me dijo parecían simples

-Gynel, Hoy y siempre- dijo Kaito mientras su respiración se sentía nostálgica –Lucha por un mañana mejor-

Algo mágico había dentro de la simpleza de esa oración, era como si todo lo bueno que alguna vez existió en el multiverso estuviera en esas palabras, y no solo eso, una gran leyenda parecía sostener la grandeza de estas.

Me sentí inspirado y llego de confianza, las lágrimas salieron de mis ojos, en un acto de impulso rápido abrace a Kaito, siento mi primer contacto físico con una persona en meses.

-Gracias- dije mientras lloraba abrazado

Kaito guardo silencio y me correspondió el abrazo.

Pasando este momento fui a mi cabaña por mis cosas y me prepare para ir a buscar el metal "Caído de las estrellas" como lo llamo Kaito en su historia, un metal con una textura cristalina adornada con puntos de colores que a la luz del día eran brillantes como estrellas.

Kaito comento que con ese metal se han forjado las espadas más fuertes del multiverso y que gran parte de los exploradores venían a la isla para extraerlo, el problema era que este metal se volvía opaco cada día que no recibía luz, llegando a verse gris como las rocas normales.

Ya con mi mochila llena de provisiones tome camino al área abandonada de la isla, un bosque que encubría diferentes rutas que llevaban a los laterales del volcán donde se encontraban accesos a antiguas minas.

Casi llegando al bosque recordé lo último que me dijo Kaito antes de partir

"Si no vuelves en tres días te daré por muerto y todo habrá acabado"

Gynel A Travez del MultiversoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora