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Cuando era pequeña, recuerdo pasar mi infancia rodeada de amigos, estar jugando de aquí para allá, riendo, hablando y siendo el ser humano social y "sano" que se supone que un humano debe ser

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Cuando era pequeña, recuerdo pasar mi infancia rodeada de amigos, estar jugando de aquí para allá, riendo, hablando y siendo el ser humano social y "sano" que se supone que un humano debe ser. Porque, en general, la gente suele tener amigos. Las personas tienen a alguien a quien confiarle su día, sus pensamientos y emociones. Alguien con quien estar, sin siquiera hablar, y sentir que el mundo marchaba malditamente bien porque tenías a un lado a alguien que te daba seguridad; alguien, que cuando estuvieras en tus malos ratos te escuchara o simplemente te sacara una enorme carcajada con una frase sumamente estúpida y carente de lógica. Y, por ello, mucha gente piensa que no tener amigos es monótono y completamente aburrido, que no tendrías nada interesante qué hacer más que desear tener la vida de los demás mientras miras de lejos lamentando tu patética vida solitaria; sin embargo, yo difería de ello. Me parecía fascinante poder ver cómo mis compañeros de preparatoria se comportaban cuando estaban en conjunto, y reírme en mi interior por lo idiotas que se veían fingiendo ser una persona que, en realidad, no eran. Bueno, penoso y divertido. Y lo hacía precisamente por eso, porque no tenía amigos. Era muy irónico, ¿no? Reír de los demás por cosas que yo no tenía, y ellos sí.

Cada mañana de cada semana me sentaba en la última butaca del aula, solo para poder admirar el panorama de estudiantes hormonales que se situaba frente a mis ojos. Y nunca me aburría, nunca me cansaba. Siempre hacían alguna estupidez diferente, y eso me encantaba. Sentía que aprendía a través de ellos, de sus emociones y reacciones, de sus decisiones y vivencias.

A pesar de que yo no fuera una persona introvertida, tímida o algo por el estilo, no era capaz de tener amigos. Mantener amistades me parecía una tarea imposible de ejecutar y, para no gastar tiempo en tonterías, me había encargado de que todos en mi salón lo supieran. Y si bien a veces entablaba conversaciones casuales con algunos de ellos, no era algo que sucediera diariamente o de manera continua. Era algo de "de vez en cuando".

No obstante de todo lo anteriormente mencionado, era una persona a la cual le gustaba mucho la participación en clase, y supongo que todo ello combinado, daba como resultado que tuviera el mejor promedio de mi grupo. Mérito del cual me sentía orgullosa, teniendo en cuenta que competía contra compañeros como Elliott y Jung-Kook, quienes se encargaban de querer sobrepasar mi promedio de una forma u otra. Pero la cosa era esta: Elliott podía ser el chico más listo que jamás hubiera conocido, pero era muy introvertido como para ganar puntos en participación y exposiciones; mientras que Jung-Kook, muy al contrario del otro, era pésimo en lo que Elliott destacaba. Yo, por mera suerte probablemente, era el equilibrio perfecto entre ambos, y gracias a ello, aquí estábamos los tres, compitiendo entre nosotros para ver al final de semestre, quién era el ganador. Y para qué mentir, me encantaba hacerlo. Me ayudaba a tapar los problemas emocionales y familiares que me esperaban al terminar la jornada escolar; la escuela, para mí, era como una bonita venda tapando una herida de tercer grado que, bueno... funcionaba de momento, al menos. De todos modos, ¿qué otra cosa me quedaba? No tenía aspiraciones en la vida, solo me quedaba pretender que las tenía y que los demás pensaran "guau, ella sí que sabe lo quiere", cuando en realidad tenía crisis existenciales tanto como ellos.

❛ SOFTCORE ❜  ━━kim taehyung; jeon jungkook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora