Problemas

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Casi no sentía los dedos de las manos, hacía demasiado frío. Tampoco podía atender a la conversación que me rodeaba, tenía demasiadas cosas en la cabeza. Era como si una parte de mi no estuviera allí, físicamente estaba presente pero mentalmente estaba ausente. Empezó a llover un poco, pero tampoco me importaba, ya casi no me importaba nada. Miré fijamente a un punto en el que cada vez un charco crecía más y más, hasta que Alberto me sacó de ese mundo en el que llevaba varios días metida.
-Sandra no puedes seguir así. Come algo al menos o ponte la capucha.
-¿Para que?
Llevaba varios días deprimida según la psicóloga a la que mis padres decidieron llevarme. ¿Cómo acabé en su consulta? Pues muy fácil, detrás de mi madre en el ascensor estaban mi hermana y mi padre. Mi madre me hubiera guardado el secreto de Alvaro pero mi padre no. Empezó a gritarle que se estaba aprovechando de, según el, una cría. Tras varios gritos de mi padre, Alvaro y el accedieron a que si no nos volveríamos a ver no le denunciaría, pero, ¿por qué le tendría que denunciar? El caso es que por su bien hacía cinco días que no le veía, dos de ellos les pasé en la cama sin comer y moverme, por eso decidieron que la terapia me vendría bien.
-Cielo, Alberto tiene razón, no es bueno que estés encerrada en tu mundo interno.-Mientras decía esas palabras, Lidia me abrazó.-Sabes que te quiero y que no me gusta verte así.
-He salido de casa para estar con vosotros. ¿No es eso suficiente? No sabéis lo que es estar enamorada, pasar de estar feliz con esa persona a sufrir, luego a volver a ser felices y que en menos de nada vuelvas a estar sufriendo. ¿Por qué no puedo estar con el? Ya no soy ninguna cría y se decidir, se que quiero estar con el.
Todos mis amigos me miraban en silencio cabizbajos. Me levanté del banco donde estaba y fui hacia un columpio. Siempre amaré este parque, los momentos vividos allí jamás los podré olvidar. Volví a perderme en mis pensamientos, aquí había estado tantas veces con el barbitas y cada vez habia sido un momento inolvidable.
-El amor es así. La vida es así. Nunca puedes controlar todo lo que te pasa.
Alberto se sentó en el columpio junto a mi mientras sacaba su movil y me le daba.
-Mira esa foto.
Cogí su movil y miré lo que me mandaba. Era Carol abrazada a otro chico.
-Quizás tu no puedas estar con Alvaro por tu padre, pero yo tengo menos oportunidades de estar con Carol. Lo primero me odia y lo segundo ama a otro.
-El amor es así, tu lo has dicho.
Nos quedamos en silencio mientras dejaba de llover. Carlota y Lidia esquivaban charcos mientras Nuria se metía de lleno en cada uno.
-Míralas que felices. Todas perfectamente con sus parejas, sin preocupaciones. Las envidio.
-Sandra, quizás tu padre tenga miedo de que si estas con alguien mayor no seas mas como ellas. Quiero decir, que dejes radicalmente de lado la infancia y te conviertas en una adulta. Porque Alvaro le cae bien, el fue quien quiso que te diera clases.
-Si tenía miedo de perderme ya lo ha hecho.
-No puedes ser tan dura con el.
-No es justo que no me deje enamorarme. Yo no quería enamorarme de Alvaro pero no puedo controlarlo.
-El problema es que eres menor,¿no?
-Ese es uno de los problemas, que soy menor y el tiene 23 años.
-Pues fácil, espera a cumplir los 18 y podréis estar juntos.
Reí levemente, las cosas no eran tan fáciles. Aún quedaba un mes para mi cumpleaños, demasiado tiempo para estar sin el.
-¡Sandra!¡Alberto!
Nos levantamos de los columpios y nos acercamos hacia Nuria.
-¿Que pasa?
-Pues que estáis muy deprimidos así que...uno, dos y TRES.
De repente bolas de barro nos golpearon por todas partes. Vi como Carlota se reía a mas no poder mientras Lidia preparaba mas bolas y Nuria nos tiraba mas barro.
-¿QUE ESTÁIS HACIENDO?
-Deberíais de veros.-A Nuria la costaba hablar debido a su risa.
-Mas te vale que no me vea.
La agarré y la tiré al barro mientras Alberto hacia lo mismo con Lidia e intentaba tirar a Carlota, quien se tropezó con el barro y cayó encima de este, acabando tirados en el suelo. Los cinco comenzamos a reír al vernos en esa situación.
-Tienes barro por todo el pelo.-Dije señalando la cabellera de Nuria.
-Mentira.
Se palpó el pelo y la eché barro en el.
-Ahora si.
Volvimos a reír y nos quedamos tumbados en el barro un rato, hasta que Lidia comenzó a hablar.
-Menos mal que hemos conseguido que os olvidéis de vuestros amores.
-¿Para que hablas? Ya se habían olvidado, sí, pero se lo acabas de recordar.-Nuria le echó una de sus miradas asesinas.
-Dios estoy súper sucio. A ver si me dejan entrar a casa así.
-Bueno la vida es corta, hay que disfrutar y no preocuparse por el que pasará. Hemos disfrutado más aquí en el barro que sentados en el banco, ¿me equivoco?
-No Carlota, no te equivocas. Solo digo que me van a matar si me ven así.
Me quedé dando vueltas a las palabras de Carlota mientras ella y Alberto hablaban. La vida es corta y hay que disfrutar. No quería preocuparme mas por los problemas. Quería disfrutar de cada momento sin que me importara nada, al igual que estaba haciendo tumbada en el barro. Me levanté y saqué mi teléfono.
-¿Sandra pasa algo?
-No, solo me he dado cuenta gracias a ti de que quiero disfrutar de la vida. Ya habrá tiempo de arrepentirse.
-Miedo me das. ¿Que vas a hacer?
-Pues...-No puede acabar de decirlo ya que un grito me alarmó. Era Alberto. -¿Que pasa?
-Dios mira quien esta ahí.
Todos miramos hacia donde estaba mirando Alberto. Allí estaba Carol junto a un chico paseando de la mano. Se dio cuenta de que la estábamos observando, en concreto Alberto, y empezó a besar al chico que estaba a su lado. Maldita, como la gusta hacer sufrir. Desde que se enteró de que Alberto estaba colado por ella le estaba haciendo la vida imposible, no se por que.
-Mal rayo la parta.
-Y luego un camión lleno de frailes la atropelle.
Alberto y yo nos miramos y comenzamos a reír, seguidos de nuestras amigas.
-Bueno, disculpadme un momento que tengo que hacer una llamada.
-¿A quién llamarás, Sandra?
-A alguien por el que seguramente me pase el mes entero castigada.
-Ay Dios que va a llamar a Alvaro.
-Si.
Marqué su numero y espere a que le cogiera. Un tono, dos tonos, ¿y si rechaza mi llamada o la ignora?
-¿Hola? ¿Ha pasado algo?¿Estas bien?
-Ey tranquilo, estoy bien.
-Echaba de menos tu voz, te echaba de menos.
-Y yo a ti.
-Pero no podemos hablar, ya lo sabes.
-¿No quieres hablar conmigo?
-No sabes la cantidad de veces que he estado a punto de llamarte o ir a verte, pero no es tan fácil decirlo que hacerlo.
-Lo sé.
-Bueno, ¿querías algo en especial?
-Si. ¿Recuerdas en la fiesta que me habías dicho que un día teníamos que ir con Blas y Feli a una cabaña?
-Si, ¿qué pasa?
-Estoy en el parque, ven a por mi.
-¿Quieres ir a la cabaña?¿Estas loca? Tu padre nos mata.
-Si quiero ir. Avisa a Feli y a Blas. Y mi padre está de acuerdo.
-¿Segura?
-Que si, ya sabes donde estoy.
Le colgué y esperé a que llegara. Sabia que me estaba metiendo en problemas pero me daba igual. La adolescencia esta para cometer locuras,¿no? Quizás el lunes me mataran pero hoy era viernes y pensaba pasar este fin de semana con Alvaro. También sabia que no solo me iba a meter en problemas con mis padres, también lo haría con Alvaro, pues le había engañado diciéndole que mi padre lo consentía. En verdad no se por parte de quien me daba mas miedo de que se enteraran de la verdad. Solo sabia que tras este fin de semana nada seria igual, que quizás ahora si que no volvería a ver a Alvaro, pero nos merecíamos una despedida.

Smile for meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora