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Querido Evan:

Te vi,

me viste;

yo sorprendida,

tú sonriente.

No sabía qué hacer,

y como la cobarde que soy

intenté huir de allí

pero tu mano sobre la mía me detuvo

impidiéndome

incluso respirar.

No dejaste de sonreír en ningún momento

y me preguntaste si quería bailar contigo.

Liz.

Querido EvanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora