Arruinado

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Taehyung


Si había algo rescatable de la noche, eso era estar encerrado con Jimin refregándose en mis piernas. Estábamos en nuestro mundo, disfrutando del contacto. Nos metíamos mano entre medio de besos húmedos y nos sentíamos bien cachondos, a punto de hacerlo.

Nuestras camisas fueron las primeras en volar quién sabe a dónde. Me traía sin cuidado que se arrugaran o ensuciaran, porque yo quería tener el placer visual de contemplar la belleza de Minnie al desnudo y él quería toquetearme también.

Lo que le seguía eran nuestros pantalones, ya ajustados a tal punto que era difícil rozarnos sin sentir molestia. Las cremalleras estaban abiertas y nos estábamos masturbando mutuamente con las manos, pero era incómodo hacerlo así. Quería tener a mi esposo desnudo, sentir sus gloriosos muslos piel contra piel y poder masajearle el culo como es debido, sin mencionar que me sería útil tener una buena vista de la tanguita roja que llevaba.

–Sácame el pantalón, bebé –impartí mi orden entre medio de besos duros. Su boca era una tentación, toda enrojecida e hinchada para entonces.

–Creí que el de arriba es el que da las órdenes –sonrió ladinamente, dejando de imprimir sus embestidas hacia mi persona y soltándome la polla, que lloraba unas gotas de semen entre sus deditos.

Salió de encima de mi regazo para poder manejarse mejor. Sin dejar de mirarme, se sentó a un costado y terminó de bajarle el cierre a mi pantalón.

Pasó la mano sugerentemente por sobre los límites de mi coherencia hasta que le rogué que me dejara joderlo. Mis bolas no podían estar más tensas y necesitaban liberar su contenido, con preferencia en su suave interior.

–Anda, cariño. Por favor acabemos con esto, que quiero llenarte de amor.

–Cállate –se carcajeó. La manera en la que se reía era adorable, porque entrecerraba sus ojitos y no podía ver casi nada. Lucía como el mismo adolescente del que me enamoré, salvo por las típicas arruguitas de la edad que él tanto odiaba y que para mí le sentaban perfectamente. –Siempre das las órdenes. Hace falta que te dominen de vez en cuando para que cierres la boc... –se interrumpió, abriendo grande los ojos y cambiando su expresión por una seria. Una de sus manos había ido a parar a mi bolsillo derecho y algo por debajo de la tela captó su atención. Me palpó con un poco más de insistencia, como queriendo definir qué era lo que yo cargaba.

–¿Minnie? –le pregunté, sujetándolo por las muñecas a tiempo de ver el temor escrito en él y una leve sospecha.

–¿Qué tienes en el bolsillo?

–Nada, amor. Sigamos con lo que estábamos –le quité importancia, tratando de volver a besarlo.

Por dentro estaba que me cagaba de miedo. ¿Qué mierda había tocado mi esposo? ¿Era lo que creo que era?

–Taehyung muéstrame ahora mismo qué es lo que escondes en el bolsillo.

–Te estoy diciendo que no es nada, Jimin. No armes un escándalo por algo tonto –hice el esfuerzo por controlarlo y tranquilizarme yo mismo. No quería levantarle la voz ni hacerle daño. Por desgracia, era imposible, porque forcejeábamos mientras los segundos pasaban.

–¡Muéstrame qué porquería me estás escondiendo! ¡Y deja de lastimarme!

Lo solté de una, como si fuera un hierro caliente asándome la piel.

Por lo visto, estaba siendo bruto con él, sosteniéndolo con fuerza y restringiendo sus movimientos. Lo último que quería era dejar marcas en su delicada piel.

A baby for Minnie ║ Kookmin/VminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora