Jimin
Por la mañana, Jungkook y yo fuimos los primeros en levantarnos. Kook tenía que estar en el hospital a las ocho para entrevistar a una joven que iba tras la vacante para ser su ayudante y yo debía estar un poco más tarde, pero quería prepararle el desayuno. Mi hombre debía ir bien alimentado al trabajo.
Encendí la televisión del living y puse el canal de música a volumen bajo. No quería despertar a Tae todavía; le daría unos minutos más de sueño en agradecimiento por haberme hecho el amor de forma tan exquisita anoche. En MTV comenzó a sonar Suffer de Charlie Puth en los altavoces y no pude resistir mi contoneo.
Sin perder el ritmo, preparé un café negro para Jungkook, bien potente como a él le gustaba. Por mi parte, opté por fruta cortada, como algunas frutillas, kiwi y un trozo de melón. Necesitaba recomponer algunas vitaminas que me faltaban en el cuerpo, y bajo observación de mi doctor preferido demostraría que obedecía la dieta establecida. Así me ganaría más Snickers de su parte.
Kook se sentó en la punta del desayunador una vez que salió del baño, ya acicalado. Se restregó los ojos con el dorso de la mano, buscando quitarse el amodorramiento de encima. Dejé de bailar y le extendí su café desde el otro lado de la barra. De paso, me comí con la mirada a semejante espécimen masculino.
Llevaba puesto sólo un jogging gris, dejando a la vista su torso robusto y marcado, con brazos poderosos. Se podría decir que tenía a mi propio Capitán América en versión asiática. Nada más había que conseguirle el escudo. Algo que siempre le admiraría, era su tenacidad y constancia, pues dedicaba tiempo a mantener su cuerpo desde que era un adolescente. Seguía una dieta estricta de cero grasas de la mano de mucho gimnasio y nos arrastró a Tae y a mí con él una vez que comenzamos a vivir juntos. No me opuse a lo del gimnasio, porque teníamos uno en casa y ver entrenar a mis esposos definitivamente era caliente. Verlos sudados, escuchar esos jadeos por la fuerza empleada al levantar peso... Mmm, orgásmico.
–Minnie, ¿estás bien? –preguntó Jungkook, arrancándome de mi mundo de recuerdos mágicos.
–S-Sí –sonreí, comiendo de mi bol con mis frutas.
–Estás sonrojado.
Me relamí los labios. Por el brillo en sus ojos, supe que me descubrió pensando en cosas que no debía. Tomó un sorbo de su café, sin cortar la tensión entre nuestras miradas.
–Podrías bailar un poco más, sabes. No hay nada como un buen striptease matutino.
Se me escapó una risa distendida por su comentario malicioso. ¿Así que estaba buscando que lo provoque?
–Llegará tarde al trabajo si lo distraigo mucho, doctor Jeon –me fui acercando a paso lento, sensual, con el bol con frutas en una mano.
Lo vi tragar grueso y tensarse cuando me senté sobre sus piernas, de cara a él. Mi única vestimenta consistía en una de sus camisetas, de esas que usaba para entrenar y que me llegaban hasta la mitad de los muslos. Le encantaba que me apropiara de su vestidor, diciendo que me favorecía. Por supuesto que era una vil mentira para poder verme semidesnudo por la casa.
–Soy el director. Nadie puede decirme nada por llegar un ratito más tarde –sostuvo.
Descansó sus manos sobre mis piernas, donde subió un poco la tela para masajear la zona. Me miró con una intensidad que hacía que la electricidad me recorriera. De inmediato, lo noté endureciéndose bajo sus pantalones.
Me gustaba este Kook atrevido. Distaba mucho del que conocí en el colegio. Con su porte remilgado y sus modales correctos, se convirtió en mi primer novio. Era el clásico tipo bonachón capaz de meterse a tus padres en el bolsillo tras aprobar el interrogatorio intimidante con respuestas como "no bebo, no fumo, soy virgen y estoy en el cuadro de honor". Mi Jungkookie solía ser discreto y mantenía las formas, hasta que nos cruzamos con un incorregible como Taehyung, que terminó contagiándole las malas mañas.
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A baby for Minnie ║ Kookmin/Vmin
Fanfic||Quedar embarazado no es el único desafío de Jimin. Los secretos que sus esposos ocultan lo llevarán a una crisis matrimonial que pondrá en juego la familia que desea tener.|| El matrimonio Park-Jeon-Kim buscó durante años la concepción de su prim...