9. Lazos

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-¡Inuyasha!- Moroha se desplazaba dentro de la perla, buscando a sus padres -¡Aome!- gritaba sus nombres, sin obtener respuesta -¡¿Dónde están?!- su garganta comenzaba a doler, al tiempo que lágrimas de frustración se asomaban -los necesito- susurró, abrazándose a sí misma.

Escuchó un sonido a una corta distancia, seguido de un ataque que apenas pudo esquivar.

-¡oye!- reclamó, distinguiendo un par de siluetas entre la nube de polvo que se había levantado.

-¡¿quién eres tú?!- gritó una voz masculina, perteneciente a la persona que empuñaba una espada.

-¿quién te envió?- preguntó una voz femenina, mientras le apuntaba con un arco.

El polvo terminó de caer, dejando a la vista a una sacerdotisa de cabello negro y largo, siendo protegida por un mitad demonio con orejas de perro y vestido de rojo. La niña inhaló con sorpresa; eran sus padres, ¡estaban con vida!

Se acercó a ellos corriendo, con una amplia sonrisa -¡soy su hija, Moroha!-

-¿Moroha?- Aome bajó el arco anonadada; pero Inuyasha no le creyó.

-¡Mientes!- el mitad demonio corrió a atacar a la chica, haciendo que esta se detuviera y desenfundara su espalda para defenderse.

-¡Inuyasha abajo!- gritó la sacerdotisa, provocando que el nombrado terminara en el suelo, a unos metros de la niña.

-¡¿por qué hiciste eso?!- le reclamó el hombre a su esposa, quien se acercó a la pequeña pelinegra con algo de duda.

-¿Moroha?- pasó con ternura su mano por la mejilla de la niña -¿en serio eres tú?-

-¡claro que no lo es!- Inuyasha se levantó y separó a ambas mujeres.

-¡si lo soy!-

-¡Inuyasha!, ¿acaso no ves el parecido?- reclamó Aome, poniéndose delante de la pequeña.

-¡han pasado siete años, Moroha tendría que ser una niña pequeña, no una adolescente!-

-catorce- susurró Moroha incómoda.

-¿qué?- ambos adultos voltearon a verla sorprendidos.

-han pasado... catorce años- suspiró, tomando valor para continuar -estuve a cargo de los lobos hasta hace poco pero ahora...- se vio interrumpida por el gruñido de su padre.

-maldito Sesshomaru- volteó a ver al "cielo" -¡juro que me las pagarás por esto!-

-catorce años- Aome la abrazó con los ojos llorosos -lo siento tanto Moroha- se apartó para limpiar las lágrimas de la niña, que no se había percatado de cuando empezó a llorar -no debió de haber sido así-

-eso no importa ahora- se sorbió la nariz, conteniendo las lágrimas -Kirinmaru nos encontró; quiere matarnos-

-¡¿qué?!- su padre volteó a verla pasmado.

-pero... ¿cómo?- cuestionó Aome.

-se los explicaré luego- los tomó de las manos -ahora, necesitamos salir de aquí- los observó con ojos suplicantes -por favor-

Ambos adultos se miraron a los ojos y asintieron, procediendo a abrazar a su hija y prepararse para abandonar la perla.







-¿ella está bien?- cuestionó Setsuna a su padre, observando a Moroha con preocupación. El mayor frunció el ceño pensando en una respuesta, cuando una luz proveniente del árbol de las edades los cegó a ambos.

-¡Setsuna!- Towa soltó la mano de Riku para correr a abrazar a su gemela -gracias al cielo estás bien- agregó afianzando el abrazo, para después separarse preocupada -¿dónde está Moroha?-

Riku en el presente (Ritowa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora