La Bestia Y El Príncipe

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Atención, el siguiente relato contiene contenido homosexual y fetchismo de pies, si no te gusta este género no lo leas y busca otro relato. Si lo lees espero disfrutes y me sigas, me ayudaría mucho a darme a conocer.
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Nuestra bella historia continúa donde acabó la anterior, así que sin más rodeos volvamos con los amantes, Aliez y Kalidia.

El cuarto de Kalidia era digno de un rey, las paredes blancas tenían ligeros toques dorados y plateado, una enorme alfombra verde cubría parte del suelo, unas enormes cortinas de seda decoraban un gran ventanal que permitía la entrada de luz, la cual, al ser mediodia, iluminaba la habitación.

-Hacia tiempo que no entraba aqui- dijo Aliez, sentándose en una de las muchas sillas que había.
-Ya..., pero ahora podemos recuperar el tiempo periddo- contesto Kalidia sonriendo.

Aliez se quedó callado mientras Kalidia se colocaba delante suya, de cuclillas, para poder mirarle a los ojos, pero Aliez apartó la mirada y se quedó observando la enorme cama que había en el centro de la habitación. Kalidia podía notar como la tristeza emanaba de Aliez, y creía saber el porqué.

-¿Pasa algo amor?- pregunto Kalidia, deseando que no fuera lo que el pensaba que era.
-Algún yaceras con tu esposa en esa cama y engrendaras un hijo que será el heredero del reino-Aliez confirmó los temores de Kalidia.
-Sabes que jamás me casaría con alguien que no fueras tu- respondió Kalidia, intentando calmar a Aliez.

Este se puso en pie de golpe y Kalidia tuvo que agarrarse a la silla para no perder el equilibrio y caerse.

-Aliez...llevamos bastante tiempo juntos, ¿de verdad piensas que te voy a cambiar por otra persona?-
-Se que no lo harás, pero tu padre te deberá casar con una mujer en algún momento-

Kalidia se acerco por detrás a Aliez, el cual estaba mirando por la ventana, y lo abrazo por la cintura enterrando la cara en la espalda de Aliez.

-Prometo, que si eso pasa, me iré contigo lejos de aquí, para estar siempre juntos-

Aliez se dio la vuelta ante las palabras de Kalidia. Ambos se quedaron unos seggundos mirándose a los ojos.

-¿Me lo prometes?- pregunto Aliez
-Si, te lo prometo-contesto Kalidia.

Kalidia agarró la mano de Kaiez y lo guio hasta la cama. Cuando ambos llegaron hasta esta, Kalidia empujó a Aliez, el cual se quedó tendido en la cama, boca arriba, mientras observaba como Kalidia se desnudaba con rapidez. Para sorpresa de Aliez, Kalidia ya estaba duro como una piedra, y con un ligero gesto de dedos ordenó a Aliez ponerse, este obedeció sin decir nada.

-Déjame ver que ocultas bajo esa túnica de monje- ordenó Kalidia
-Si, mi rey-

Con lentitud, Alie se fue despojando de su túnica, dejando todo su torso al descubierto, un torso definido, con hombros anchos y con una capa de pelaje negro propia de una cabra. Cuando Aliez estuvo a punto de bajarse los pantalones, Kalidia lo detuvo colocando su fino y elegante pie sobre el pecho de Aliez, el cual alzó la vista para darse cuenta de que Kalidia estaba sentado frente a él, mirándolo con lujuria.

-Así estas bien, por ahora- dijo Kalidia
-Es un honor mi rey- a Aliez le gustaban este tipo de juegos.
-Eres un buen sirviente, creo que te has ganado el honor de adorar mi pies reales-contestó Kalidia colocando su pie derecho, el que había estado en su pecho, en su boca.

Aliez no dijo nada, solo separó levemente sus labios y sacando su lengua dio una pequeña lamida al pie de Kalidia, el cual sabía y olía a sales de baño.

-Vamos, no seas tan tímido, se lo mucho que adoras mis pies-dijo Kalidia sonriendo de forma pervertida.

Al oír eso, Aliez empezó a lamer con más entusiasmo el pie de Kalidia, lamio la planta del pie cada dedo de forma individual, el empeine, hasta que todo el pie de Kalidia estuvo totalmente húmedo y cubierto de su saliva. Kalidia sonrió satisfecho y se dio cuenta de que Aliez estaba muy excitado, el bulto bajo su pantalón lo dejaba claro.

-Me has complacido bien sirviente, creo que te mereces un regalo-Kalidia se puso en pie y pasó por al lado de Aliez.

Kalidia se acerco a la cama y se colocó sobre esta, agachando la cabeza y levantando la cintura, dejando pleno acceso a sus nalgas, al ver esto, Aliez se acerco a la cama se colocó de rodilla detrás de Kalidia bajando su pantalón.

-¿A qué esperas sirviente?- preguntó Kalidia girando la cabeza para ver a Aliez.

Aliez agarró con fuerza la cintura de Kalidia y colocó su miembro, ya duro y fuera de su pantalón, entre las nalgas de Kalidia, el cual sonrió satisfecho. Con lentitud, Aliez colocó la punta de su miembro en la entrada del ano de Kalidia, ambos soltaron un leve suspiro.

Antes de que ninguno de los dos dijera nada, Aliez dio un suave empujón introduciendo la punta de su miembro dentro del ano de Kalidia, el cual soltó un pequeño jadeo, luego de unos segundos, Aliez introdujo el resto de su miembro hasta el fondo apretando el agarre de sus manos en las nalgas de Kalidia, sentía como si su miembro estuviera siendo aprisionado.

-Si voy demasiado rápido avisame- dijo Aliez.

No hubo respuesta, pero Aliez sabía que podía seguir, y asi lo hizo. Aliez empezó a mover lentamente sus caderas, empujando su miembro dentro de Kalidia, el cual jadeaba y gemia a cada embestida, además de que cada vez sus manos apretaban más fuerte las sábanas mientras respiraba de forma acelerada. Para sorpresa de Kalidia, Aliez quería vengarse por lo que le había hecho unos segundos antes. Con rapidez Kalidia fue inmovilizado bajo Aliez, el cual agarró sus manos quedándose ambos pegados, el pecho de Aliez con la espalda de Kalidia.

-Me toca a mi divertirme- susurro Aliez en la oreja izquierda de Kalidia para acto seguido mordersela.

Kalidia soltó un jadeo ante la mordida y Aliez levantó sus caderas para acto seguido dejarlas caer penetrando con fuerza a Kalidia, el cual apretó sus manos y soltó un fuerte gemido mientras que Aliez apretaba su mordida. Las manos de ambos estaban entrelazadas y a cada embestida su agarre aumentaba, sus gemidos se mezclaban y sus caderas golpeaban a un ritmo constante llenando la habitación de aquellos golpes.

-¿Te ha gustado que te lama los pies?- pregunto Aliez seguido de otra embestida.
-Si...- contestó Kalidia intentando no gritar
-Eres una puta sucia- dijo Aliez, y de nuevo vino otra embestida.

El olor sudor de ambos se mezclaba haciendo que Aliez diera embestidas más fuertes y profundas, el miembro de este entraba y salía sin dificultad, fruto de la excitacion de Kalidia, el cual a penas podía contener sus gemidos, y su miembro, atrapado entre el peso de ambos cuerpos y la sabana sólo le daba una doble estimulación la cual hacía que cada segundo que pasaba estuviera más cerca de alcanzar su climax.

De un momento a otro, los movimientos de Aliez se hicieron más desacompasados, y cada embestida tenía una fuerza distinta. Con un fuerte gemido, Aliez se corrió dentro de Kalidia, el cual, también se corrió mordiendo con fuerza las sábanas para gritar de placer. A los pocos segundos Kalidia sintió como Aliez se dejaba caer sobre el, totalmente exhausto, con la respiración agitada.

-Eres un buen sirviente- dijo Kalidia cansado.
-A sus pies, mi rey- contestó Aliez cerrando los ojos.

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