Mi Debilidad (Yuma y Tu)

5

—Ni siquiera llegué tan tarde, sólo fueron 10 minutos, no creí que fuera malo caminar.

—No es malo, te pido una disculpa, sigo molesto por mi actitud del día de ayer —dijo mirándome con su mirada seria.

—Eso es lo de menos —dije encogiendome de hombros— Lo que quiero saber es quien te dio mi número, nadie de la escuela lo sabe por que literalmente acabo de entrar y no tengo amigos.

El me miro por mucho tiempo en silencio, sólo se limitaba a mirarme y eso comenzaba a sacarme de mi casilla.

—¡Di algo, me desesperas! —grité demasiado fuerte ya que todo el parque me miro estupefacto.

—Eres muy ruidosa, ¿te lo habían dicho? —yo rodé los ojos y negué.

—Sólo dime por que me hablaste Shu, no es un buen día hoy, sigo sentida contigo —me cruce de brazos y espere su explicación.

—Ya te lo dije, quería disculparme, ver a el Mukami me...incomoda —la ultima palabra me desconcertó algo me decía que no era cierto.

—No lo se —dije jugando con él.

—¿No lo sabes? —preguntó, miré su cara de desconcierto y comence a reír, la gente nuevamente me miro y allí supe que ya había hecho mucho el ridículo.

—Sólo estoy jugando, todos tenemos malos días, no te preocupes —dije encogiendome de hombros.

—¿Te parece si iniciamos nuevamente? —yo sonreí y asentí.

Toda la mañana y parte de la tarde estuvimos conociéndonos mejor, me hablo sobre sus hermanos, y un amigo que perdió de niño, quise preguntar mas acerca de el pero al ver que no queria tocar el tema deje de insistir, finalmente llegamos a mi casa y me deje caer muy placenteramente.

—Por cierto, ponte cómodo —recordé que lo habia dejado de pie en la entrada y solté una leve risa.

—¿Qué te divierte? —preguntó.

—Recién acabo de acordarme que te deje en la entrada de mi casa y no te invite a pasar.

—¿Lo crees? —dijo levantando levemente sus cejas— No lo había notado.

—Ya no seas tan especial y ven. —di leves palmadas a mi lado y se acercó— Gracias

—¿Por qué? —el me miro desconcertado y sonreí.

—Por ser mi amigo —dije recargando mi cabeza sobre su hombro mientras soltaba un bostezo.

—Creo que te iba a decir lo mismo.