Capitulo 27

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Narra Peter.

Una vez allí se notaba la gran diferencia que había entre la gente común como yo, y con común me refiero a una cuenta bancaria donde no abundaban los ceros, de la gente con un nivel adquisitivo mayor. Hasta la ropa que usaba se sentía fuera de lugar, mi incomodidad no podía ser mayor, de eso estaba seguro. Cuando una camarera, muy bien vestida a decir verdad, llego a pedir nuestra orden pude ver que se contorneaba cuando caminaba y coqueteaba sin pudor alguno, no sabría decir a quien estaba dirigido.

-Peter, ¿Qué quieres para tu almuerzo?- pregunto el mayor y mientras daba u vistazo rápido a tan exuberantes menús pedí un bacalao a la gallega con un vaso de jugo de melón y el otro plato pero francés de un nombre difícil con un vaso de su vino favorito.

Ya con las ordenes pedidas, la camarera se fue por donde vino y pude soltar un suspiro como si hubiera estado aguantando durante siglos la respiración. La comida estaba lista en un poco más de quince minutos donde no habíamos hablado mucho, el rostro del maduro estaba con una mueca extraña y totalmente fuera de lugar, no pude hacer mucho más que preguntar que es lo que estaba pasando y solo recibí una vaga respuesta de que estaba cansado y hambriento por el trabajo. Una vez ya terminada su comida su expresión ya estaba más relajada, yo sonreí al ver esto. Cuando por fin terminamos de comer, el pidió la cuenta y entrego su tarjeta de crédito sin siquiera preguntar el precio de lo que habíamos consumido pero por dentro pensé "es Anthony Stark, no se puede esperar menos". Salimos de allí inmediatamente, no podía negar que una extraña sensación de placer, ansia y duda inundaba mi cuerpo para ese momento. No podía negar mi deseo por aquel hombre moreno, deseaba que me tocara y me hiciera experimentar el mayor placer de mi vida mediante sus manos experimentadas. Mis ensoñaciones se tuvieron que detener cuando el auto estaciono en el garaje de su casa privada donde ya habíamos estado. Entramos dentro de ella, nada había cambiado, su inmaculado blanco en las paredes seguía intacto y limpio sobre ellas, sus muebles tan impecables como siempre, el piso lustrado y brillante, sin lugar a dudas el lugar era sacado de alguna revista de decoración que ojeaba May en sus tiempos libres. Me senté en la isla que separaba la cocina de la sala donde se comía, en un taburete de asiento de cuero negro. Tony en cambio estaba del otro lado de la isla donde estaba la cocina, sirviendo en dos vasos hielo y agua. Su elegante y confeccionado traje ya no estaba sobre él y tenía una camisa blanca que en algunas partes se transparentaba, a demás le quedaba justa al cuerpo y se podía ver su espalda bien formada por su ejercitación diaria. Sus movimientos eran rápidos y precisos, ninguno de más. Se dio media vuelta con un vaso en cada mano, me ofreció uno y agradecí por el gesto, él se tomo el suyo casi al mismo tiempo que yo. Cuando terminó dejo su vaso en la isla que nos separaba y me miró fijamente, con la mirada severa y dura.

-¿Piensas que no lo sé?- Preguntó con recelo, yo casi escupo el agua de la sorpresa que me dio, no sabía de lo que estaba hablando.

-¿Y ahora que fue lo que hice?- Mi duda era casi tan inmensa como mi desconcierto. Si había hecho algo mal sin duda le pediría disculpas. Mi cara debió ser una obra de arte para los bromistas, pero Stark no era ningún bromista y lo que decía no parecía ser ningún tipo de burla.

Él dio unos cuantos pasos para cruzar la isla y venir directo a donde me encontraba, se posiciono detrás de mí con sus manos tocando mis hombros, su rostro inclinado hacía mi cuello, el cual podía sentir su aliento. Mis vellos se erizaron de inmediato por esta simple acción y mis músculos se tensaron, estaba paralizado, no sabía que sentir, que hacer o decir al respecto porque no recordaba nada gracias a que mi mente estaba totalmente en blanco, cualquier cosa que pudiera pensar era totalmente irracional y más cuando el olor de su perfume, dulce por cierto, se filtraba por mis fosas nasales.

-Estuviste...- susurro contra mi cuello, apretando su agarre, que ahora había bajado a mis brazos.- ... hablando con el niño Osborn.

Ahora todo cobraba sentido, de seguro estuvo leyendo de su escritorio mis mensajes con Harry.

-Yo... - no pude formular palabras por mi asombro y la molestia que había en mi bajo vientre, y su agarre no ayudaba a la situación, en nada. Me sentía aprisionado.

-¿Tu qué Peter?- Formuló su pregunta con ferocidad. – Eres muy malo bebé.

No sabía que decir, estaba petrificado y sentía mi corazón latir a niveles que ni yo sabía que existían en mi cuerpo. Por lo general debía correr durante una hora para que ritmo cardiaco se incrementara de tal forma, pero este hombre solo con una frase podía desencadenar toda esta reacción en mi cuerpo.

-Yo... no.- Pude pronunciar con un tono casi de suplica, sin poder ni querer mirarlo a los ojos. Mis mejillas ardían y mi respiración era forzada.

-Oh vamos Peter, tu y yo sabemos que eres travieso, si pones esas caras con migo quien dice que no lo harás con alguien más.- Dijo mientras hacia un especie de recorrido desde mi cuello hasta la punta de mi oreja, de donde se propago un escalofrío a todo mi cuerpo. Él solo pegaba su increíble torso a mi espalda mientras decía aquellas traviesas palabras.- Tu sabes que no soy el único que quiere ver esa preciosa cara llena de placer.

-De verdad eres el único.- Con gran esfuerzo pude formular esa frase, negar que sus palabras no tenían un efecto excitante en mi era pecado. Mi cuerpo se calentó por completo, de repente pase de sentirme acorralado a tener miedo de tener una erección en esta situación.

-Si eso es cierto, puedo tocar aquí.- Y antes de que yo pudiera siquiera responder movió su mano debajo de mi remera negra para pellizcar uno de mis pezones con ella, mi cabeza dio un vuelco para atrás donde por suerte su hombro la atajo, sus labios atacaba la piel de mi cuello con besos mojados y sonoros, varios jadeos se escaparon de mi boca con el afán de demostrar que tan a gusto estaba, mis ojos estaban cerrados por mero impulso y mis manos sujetaban con fuerza el cuero negro donde estaba sentado. De pronto sentí que el castaño se separaba de mi cuerpo, el éxtasis que había experimentado se estaba desvaneciendo y lo mire sin saber que pasaba, pero sin avisar dos fuertes brazos me llevaron en ellos hasta el dormitorio en la planta alta, le dije que me bajara porque era pesado pero hizo caso omiso a mis peticiones.

Tan pronto como llegamos a la cama con sabanas finas de un color rojo tinto hermoso con un respaldo negro, el señor Stark me dejo sobre ellas mientras se sacaba la corbata y dejo su pecho al desnudo. Nuestros besos eran cada vez más apasionados, era inevitable que una erección se asomara por mis pantalones, pero pronto supe que no era el único que estaba encendido. Sus manos recorrían mi cuerpo, cada vez que nuestros labios se juntaban de manera salvaje, ahogaba un gemido que producía el choque de nuestros cuerpos, sus manos me tocaban con desesperación y yo en mi torpeza también lo hacía. Tony levanto mi cuerpo suavemente para quitarme la remera y poder verme mejor, su boca se exilio a mi pecho donde jugo con mis pezones mientras yo daba pequeños gemidos de placer porque ya no podía contener mi voz, quería recibir más de él, quería que tuviera en sus brazos alrededor mío y sentir el calor de su piel broceada. Y podía jurar que el placer que el me otorga es un pecado del cual jamás me voy a arrepentir, así tenga que pasar por el resto de la eternidad en las llamas del infierno, pero no mentiré al decir que cuando sus manos corrieron mis pantalones junto a mi ropa interior para liberar mi miembro que palpitaba ansioso en busca de atención, atención que no tardo en llegar ya que el moreno, quien se había sacado la camisa dejando su perfecto abdomen a mi vista no tardo en bajar los besos que eran para mi pecho hacia mis genitales que yo tan avergonzado trataba de cubrir.

-Peter, no hay nada que ya no haya visto.- replicó mientras sacaba mis manos de ahí, lo que hizo fue que estallara de placer y dejara mi de funcionar mi parte racional de mi cerebro. Sin ningún aviso bajo su boca por todo mi grosor, dejándolo húmedo y cubriéndolo todo en su cavidad bucal, ese simple acto desemboco en mi una ola de placer que recorrió todo mi cuerpo en menos de un segundo. Mis piernas y brazos flaquearon pero no pude evitar llevar una mano a su cabello como reflejo del placer que había sentido. El siguió subiendo y bajando con su boca y jugando con su lengua mientras sus manos abrían mis piernas que hacían el ademan de cerrarse. No pude resistir y al cabo de unos minutos me vine en su boca teniendo varios espasmos seguidos a eso. El señor Stark se trago toda mi semilla y luego me miro.

-No sabes lo bien que sabes Peter.- dijo sin escrúpulo alguno.- hoy vamos a divertirnos.

Era mi fin.

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Hola, después de mucho tiempo volví con un capitulo nuevo y estoy super feliz. 

Espero que le den mucho apoyo y los invito a que me sigan y lean mis demás historias. 

Daddy,  Do it AGAIN. //starker//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora