Capitulo Uno

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—Mi querida Phoebe, han pasado dos años Desde que eres novicia, Nos alegra tu decisión después de este camino que has llevado a lo largo de este tiempo en considerar convertirte en una de nosotras.

Phoebe le dio una gran sonrisa

—Gracias, hermana—Respondió a sus comentarios.

Hacía un tiempo que Phoebe ya había decido entregar su vida a los demás y a Dios, había sobrevivido a un Accidente cuando era niña que la había dejado en silla de ruedas, sabía que Dios tenía planes para ella, y sumándole la muerte una de sus hermanas, había decidido cumplir lo que ella quería para su vida, ayudar a los demás.

Para ella no era difícil, venía de una familia millonaria y era acreedora de una sustanciosa herencia.

—Disfruta el tiempo con tu familia, como te habían comentado unas hermanas de la congregación, haz una obra benéfica, que no solo sea donar dinero, que salga de tu corazón y cambie la vida de alguien. Después de eso, si te decides, estarás lista para ser una de nosotras.

Phoebe asintió y le dio una gran sonrisa.

—Eso haré Hermana superiora.

Los dos últimos años, después de graduarse de la escuela, había estado viajando y ayudando a la congregación de hermanas en la que estaba en obras benéficas. Estaba siguiendo su corazón y lo que su hermana Kate habría hecho si estuviese viva.

Es decir, ella sobrevivió a un accidente... y no sus padres, y su Propia hermana, quien se había convertido en su mejor amiga meses antes de su muerte, que era como un ángel, no había sobrevivido a un parto. Simplemente Dios le había dado muchas oportunidades a Phoebe, y tenía que hacer algo al respecto.

Una Range Rover de su familia llegó por ella, dos horas después ya estaba entrando a la Mansión Fitzgerald. Muy diferente a la casa en donde se había quedado en la India.

Bajó el vidrio y sacó su brazo haciendo una señal de saludo. Los había extrañado tanto.
Su hermano le dio un profundo abrazo, y la ayudó a sentarse en su silla de ruedas.

—Mi hermanita... ya era hora de que volvieras- Louis le estampó un fuerte beso en la frente. —Te extrañé.

—Y yo a ti, y todos los demás.

Entraron a la casa, mientras algunos del personal subían su equipaje.

—Esto es muy diferente a lo que viví estos últimos años, deberías ver cómo viven algunas personas.

—Sabes que puedes dirigir la fundación de la empresa familiar, y quedarte acá con nosotros.

Phoebe sabía que en el fondo su hermano no quería que fuese monja, en general las personas tienen una idea de que son estrictas y amargadas, y no es así. La mayoría eran bondadosas con mucho amor en su corazón, de igual manera, ella tomaría este tiempo como reflexión.

—Sabes lo que quiero.

—Puedes hacer el bien de otra forma. —Respondió Louis.

—Te amo, pero yo tomaré esa decisión.

De repente su hermana Emma se había tirado en sus brazos.

—¡Vaya! ¡Pero qué grande estas!

—Ya casi cumplo Once— Respondió la pequeña Rubia.

—Dios estás tan grande— la abrazó de nuevo.

—¿Dónde está Sofía? —Phoebe preguntó por la esposa de su hermano, y quien la había ayudado a criarla. Había estado para ella siempre, aunque cuando estuvo en ese hoyo profundo cuando Kate murió, la había culpado, a ella y su Hermano Carlos, por su puesto, era absolutamente absurdo, ellos no eran culpables de nada, en realidad no había culpable.

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