Capitulo#18 Impactada.

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-No quiero y punto. ¡No vuelvas a llamarme tío!

En verdad sonaba convencido. Lo había herido profundamente. Sin duda alguna no quería que lo llamara tío nuca más.

-De acuerdo.-acepté algo entristecida.

Tenía un nudo de emociones entrelazadas en mi interior. No era capaz de entenderme. Si Dominick no quería que lo llamara tío, ¿quién era yo para contradecirlo? Él me quería como su mocosa y eso era suficiente para mí. Estaba aquí a mi lado y hace un rato me dijo que si algo me pasaba no podía vivir sin mí.

-...¡Entiende de una vez que si te pierdo me muero! No puedo vivir sin tí.-esas fueron sus palabras con exactitud, recordé.

Me había demostrado su cariño sincero con acciones y con palabras, qué más podía pedir.

-Se aorilló y detuvo el auto con brusquedad. Me balancee, ¿acaso quería desprender mi cuello? Quise quejarme con palabras pero me contuve.

-Baja. Espérame aquí, voy a buscar un lugar para parquear el coche.

En cuanto cerré la puerta y me aparté un poco del vehículo arrancó. Me quedé pensativa mientras lo esperaba.

-Vamos-me sobresalté. Me había quedado absorta en mis pensamientos. Lo seguí y entramos a un elegante restaurant. Las personas nos miraban extraño o más bien me miraban a mi de forma extraña. Entonces reparé en mi aspecto. Mi ropa no era apropiada para un lugar tan refinado, ni siquiera traía ropa interior, ¡qué vergüenza!

-Porqué me trajiste aquí. Mira mi facha.

-Estás bien.

¿Era una broma?

-¡Estoy avergonzada!-recalqué entre dientes.

-Porqué razón, yo no lo estoy.

-Pero yo sí.

-Olvídate de la gente y sígueme.

Me tomó de la mano y me condujo por toda la estancia hasta llegar a la mesa más apartada. Él apartó una silla para que yo me sentara y luego tomó un puesto en frente de mí.

Tomé la carta me cubrí la cara con ella.

-Me avisas cuando elijas.-habló como si nada.

-Te odio.-mascullé.

-¿Porqué me odias mocosa?

-Te gusta que haga el ridículo-afirmé fingiendo estar indignada.

-No, para mí siempre estás hermosa.

-¡Tonto!

Se había vuelto un juego de palabras.

-¡Más respeto jovencita!

Estaba alegre a pesar de su exigencia.

-¡No quiero!

Me sentía tan bien a pesar de todo, ¡Dominick estaba jugeton y alegre! El período de tensión había pasado y estábamos actuando como antes de que él se marchara de mi vida. Cómo los amigos que fuimos. Con la confianza que teníamos en aquel entonces.

Fue una comida demasiado agradable. Pidió muchos platos para mí. El camarero nos miraba todo el tiempo con asombro pero fue cortéz y no hizo ningún comentario imprudente.

-¿Satisfecha?-preguntó cuando terminé con mi postre.

-Oh, sí, mucho.

- Igual yo-intervino Leyla.

-Me alegra. Tenemos que hacerlo más a menudo.

-Te arruinaré.-comenté jocosa.

-No lo creo pero aunque sucediera no me arrepentiría.-aseguró.

Un cuerpo para dos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora