Hoy llegó el tan temido día, mis padres estarían aquí dentro de algunas horas. Me sentí una mala persona por desear que este día nunca llegara, no era mi intención pero estaba aterrorizada. No sé si Dominick le contaría todo o esperaría por mí. Cualquiera de las dos formas me asustaban. Era difícil decirle a tus padres que eras una loba.
-Papá, mamá, soy una loba negra muy grandes, pero no teman no les haré daño...
-No seas iróníca Rayilunsel.
-No lo soy, cómo esperar que me van a crecer, pensarán que estoy loca, no importa como se los diga.
-Tienes a Dominick de testigo y en última instancia nos podemos transformar.
-No lo digas ni en bromas, morirían de un infarto mis pobres padres.
-No lo creo, son muy fuertes y gozan de exelente salud física y mental.
-Estoy nerviosa Leyla.
-Lo sé, tu cuerpo tiembla. Tienes que controlarte.
-Es fácil decirlo.
Estos últimos días habían sido estresantes e increíblemente cortos, se habían ido volando. En la escuela todo estaba bien, había ganado una sincera amiga. Jandiara era amable y pese a su exuberante verborrea no me resultaba incómoda. Todo lo contrario, su incesante parloteo me mantenía la mente ocupada por mucho tiempo. La muy tonta pidió cambio para mi clase y ocupó el puesto a mi lado que siempre estuvo vacío. Con el transcurso de los días me acostumbré a ella.
Derek, muy diferente a lo que pensé no se alejó de mí. Opinó que era normal que un familiar cercano reaccionara así cuando un chico llevaba a una chica hasta su casa. Ese mismo día rechacé la salida al concierto. Me dolió ver su cara de decepción pero fui firme en mi negativa a pesar de su insistencia. Creo que era la primera vez que una chica lo rechazaba. Pensé que su ego lastimado lo apartaría de mi lado pero solo fue por un rato. Luego volvió a ser el de siempre.
Mi popularidad creo que estaba a nivel de Katerine aunque no era algo que me agradara mucho. Era más sociable e interatuaba con todos con más seguridad. Era algo que mantenía ocupada mi miente, saber el motivo de mis habilidades extraordinarias me había cambiado y Leyla me guiaba a superar mis miedos. Era bueno tenerla conmigo, era como la voz de mi conciencia ayudándome a superar cualquier obstáculo.
Dominick se había vuelto más distante, antes creía que lo estaba pero se había superado. Había un muro invisible imposible de traspasar. Había una cosa que siguió haciendo a pesar de su distancia inquebrantable: cada día mi desayuno estaba servido en la mesa.
Era muy considerado con las porciones de carne. Las dejaba semicrudas, era tan generosa cantidad que a veces me preguntaba si él temía que pudiera convertirse en mi comida. Me dolía ese pensamiento y trataba de evitarlo. Que la razón de su distanciamiento fuera solo por temor me lástimaba demasiado.
Era sábado y me quedé en mi dormitorio para no molestar a mi tío. Rechazaba mi presencia y yo no era nadie para imponerme. Es extraño el giro de 180° que había dado mi vida, antes mi templo de seguridad era mi hogar y ahora me sentía mejor en la escuela. Me entretuve con la computadora. Busqué un par de cosas referentes a tareas de la escuela. Se acercaba el periódico de exámenes, quería invitar a Jandiara para estudiar juntas pero no me atrevía. Tenía que resolver primero el asunto con mis padres.
Mi barriga gruñó, no podía aguantar más el hambre, creo que tendría que bajar para comer algo. Cuando tenía mucha hambre empezaba a delirar y mis sentidos se agudizaban demasiado, me daba miedo estar en ese estado porque me volvía un poco irracional. El instituto animal y depredador me dominaban, o quería hacerlo pero mi conciencia era más fuerte, de todos modos es mejor prevenir.
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Un cuerpo para dos.
FantasyLa familia López esconde un secreto. La adolescente Rayilunsel tiene miedo a mostrarse tal y como es, pero de igual modo es rechazada por la sociedad. El bullying en la escuela la tiene cansada pero es algo que siempre ha soportado sola. Una huéspe...