Capítulo 3: Indiferencia.

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Desde su pequeña terraza, el acabado hombre observa a los hombres que se han acercado a su hogar y ahora proceden a retirarse, regidos ni más ni menos que por aquel quien alguna vez rompió a su padre, Bane. Esa montaña de músculos potenciados por peligrosos esteroides, oculta en el interior el cerebro de un genio, el cual no solo le permitió conseguir una buena región en el reparto tras la derrota de los héroes, sino que tuvo la capacidad de mantenerlo bajo su dominio durante tantos años, aún cuando muchos villanos han tratado de destronarlo. 

El ex héroe se instalo al margen, lo suficientemente adentrado en el territorio para que los matones de otros villanos no intenten nada, pero apartado de cualquier asentamiento o comunidad para evitar contacto humano. Se ha convertido en un ermitaño, en todo el sentido de la palabra. 

Allí, tratando de olvidar lo que acaba de pasar, mirando al horizonte donde una pequeña y distopica ciudad se había erigido, recuerda sus buenas épocas, su vida en el circo, el patrullaje al lado de su padre, el luchar codo a codo junto a sus amigos... junto a la mujer que amo. Son estos fugaces recuerdos los que lo atan a la vida, los que le quitan el valor de saltar al vacío.

Pero esta noche, siguiendo la serie de sucesos que le han acontecido últimamente, logra divisar una explosión a la distancia, justo en la ciudad. Le es imposible escucharlos, pero gritos y disparos son el coro que acompaña a la explosión. Ahora una tentación, correr al lugar, saltar entre los techos y golpear al responsable. El perro parece saber lo que quiere hacer, ladrando feliz, agitando su cola y dandole suaves empujones para motivarlo. Los ojos del hombre se iluminan por su segundo... antes de apagarse.

En medio de un gruñido molesto se levanta, entrando a su hogar e ignorando el sonido de una segunda explosión, aún más poderosa que la primera. El can mira la puerta abierta y regresa la vista, con las orejas en alto viendo la acción, pero al escuchar un silbido se da la vuelta y olvida esa estúpida idea, regresando con orejas y cola caídas al interior del lugar. 

Si tan solo se hubiese quedado en el exterior un poco más, Grayson habría visto algo que quizá, solo quizá, haría latir de nuevo su corazón. Una ráfaga de viento creciendo desde el pueblo, en forma de tornado, moviéndose de forma anti-natural, a las ordenes de alguien o algo. 

Un maltrecho Tornado Rojo, con quién el paso de los años no había sido amable, luchaba contra una tropa de hombres armados, todos vestidos con poco discretos trajes amarillos

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Un maltrecho Tornado Rojo, con quién el paso de los años no había sido amable, luchaba contra una tropa de hombres armados, todos vestidos con poco discretos trajes amarillos. 

-¡Aléjense de mi!- exigió el androide, enviando a volar a un grupo tras generar un tornado con su brazo izquierdo. 

-¡No se contengan con él! Podemos usar sus piezas, son esos niños a quienes necesitamos vivos- indico quien parecía ser el comandante, disparando al pecho del robot y consiguiendo derribar a este. El robot creo un tornado a su alrededor, protegiéndose de los disparos en su contra, para después, una vez de pie, lanzar a los soldados en todas direcciones, consiguiendo vía libre para elevarse en el aire y atacar desde ahí. 

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