Capítulo 2: Rutina.

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Ojos abiertos abruptamente, de par en par, acompañados de una respiración agitada y sudor frió. Pero no hay salto, no hay grito, solo un suspiro. Esa pesadilla solo es parte del montón, una de muchas que han impedido un sueño tranquilo durante los últimos años. Despertar agitado no es más que una rutina a este punto.

Con pereza se sienta a las orillas de la cama, permaneciendo en esa posición por unos largos minutos, mientras sus ojos, las ventanas del alma, no demuestran más que cansancio y apatía.

No es hasta que un perro blanco aparece en escena para lamerle el rostro, que su fría expresión se suaviza un poco, acariciando al can y tomando fuerzas para ponerse de pie y comenzar con su día. El perro lo sigue hasta la puerta del baño, frenando y dejando que su amo entre y comience con su día a día. Tras una corta ducha y un cepillado de dientes, toma la prótesis que se encuentra justo al lado del lavamanos, colocando esta en posición justo en el mecanismo unido a su brazo, la única parte que es incapaz de quitarse. 

El hombre coloca su "brazo" en posición, tomando aire justo antes de empezar. Resignado introduce la parte trasera de la prótesis en el mecanismo, gruñendo al sentir como ambas partes inician a acoplarse. Generalmente el dispositivo no daría más que una pequeña molestia, pero desde hace unas semanas, se ha convertido en un proceso tortuoso. 

Varias puntas emergen desde el brazo, entrando en sus lugares correspondientes, pero más profundo de lo que deberían, dañando la piel de su propietario, quién se queja en respuesta. Antes no sería problema, pues el mismo quién le diseño ese sustituto de su perdido brazo estaba ahí, listo y dispuesto para ajustar su creación y así evitar daño. Pero ese hombre ya no esta, no pudo protegerlo, no pudo ni defenderse a si mismo aquella vez y el último ser querido que le quedaba se sacrifico para que el viviera, ¿Por qué? ¿Porqué el último de los grandes héroes lo hizo? ¿Porqué un genio cometió un acto tan estúpido? ¿Por una vida tan valiosa, alguien que podría arreglar el mundo, pereció para salvar a quién no vale nada

Un pellizco, un gruñido. Un pinchazo, sangre emerge y un quejido se deja escuchar. Sonidos mecánicos, la prótesis requiere mantenimiento, algo que nadie le puede dar. Parece que se esfuerza, lucha por cumplir su cometido, su labor, y en el proceso, ejerce demasiada presión, estimulando los pocos nervios aún sensibles en la zona. Grayson grita de dolor, alzando su ya funcional brazo metálico y golpeando el espejo frente, destruyendo este y agrietando la pared que los sostenía. 

No retare el golpe, esta procesando lo que paso, respirando de forma agitada, y tal vez, porque su puño atravesó lo suficiente de pared como para quedar atascado. 

Unos ladridos preocupados y arañazos a la puerta, eso es lo que consigue escuchar una vez deja de jadear cual animal agotado. Con poco esfuerzo se desatora, exhalando finalmente para salir del lugar, acariciando a su mascota con el brazo de verdad, logrando calmar al estresado animal. 

Lo siguiente por hacer para con relativa tranquilidad, una latas abiertas, comida sosa y sin sabor, apenas lo necesario para vivir. Por otro lado, un trozo de carne bien cocida y sazonada de buena manera es servida en el plato del can, quién hambriento devora todo. 

Las horas pasan, el desayuno y la comida se llevan a cabo sin nada a resaltar, salvo la evidente apatía del hombre, la cual solo se ve ligeramente opacada cuando el perro se le acerca en busca de contacto humano, recibiendo caricias, mimos e incluso que su pelota sea lanzada un par de veces. Pero cuando quiere más, cuando creyendo que por fin terminara esa tortura a la que su dueño se a sometido e intenta incitarlo para que lo lleve a caminar al exterior, este solo se levanta, abre una pequeña compuerta para el y dice:

-Ve, estaré bien- para luego acariciarlo e internarse en su cueva. 

El pobre perro lo desea, quiere irse, explorar, estirar las piernas, corretear a una ardilla, marcar terreno o hacer agujeros en la tierra. Pero no sin él, el lo necesita. Una vez no resistió, salio corriendo en cuanto la puerta fue abierta y a pesar de que su amo no lo siguió, no le importo, necesitaba sentir esa libertad, por lo que se fue, se ausento unos días, gozando de su vida. 

Old Man Nightwing.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora