Ella caminaba por las calles, que se entrelazaban unas con otras, la lluvia caía sobre su rostro, un rostro demacrado, perdido. Su pelo estaba completamente mojado, lo único que la protegía de aquella lluvia era su chubasquero, un chubasquero muy llamativo, de color amarillo.
Estaba caminando sin rumbo, no huía de nada, no huía de nadie, solo caminaba, por calles vacías, calles sin gente y pensando en una única cosa; ¿Qué pasara a continuación?
Recordaba ver aquel cuerpo allí tirado, un cuerpo sin vida, que poco a poco si iba descomponiendo, un cuerpo inerte. No recordaba nada más, no recordaba qué había pasado, no sabía cómo había muerto, ¿y si he sido yo?, esa pregunta pasaba mucho por su cabeza, se la repetía una y otra vez, con miedo a obtener respuestas.
Siguió caminando y la noche se le echo encima, entonces se sentó en un banco, un banco cualquiera. La lluvia seguía cayendo y poco a poco iba calando su cuerpo, pero seguía sin importarle, seguía sin reaccionar.
Cuando salió el sol, aquel cuerpo sin vida, aquella mujer, seguía en el banco, seguía como la noche anterior. Su mirada seguía perdida, su cuerpo estaba completamente mojado, y una única pregunta pasaba por su cabeza, ¿y si he sido yo?
Los transeúntes pasaban delante de ella, preguntándose, ¿Quién es ella?, ¿de dónde salió?, ¿Qué la ha pasado?, pero nadie se atrevía a decir nada. Una única persona se atrevió a acercarse a ella, una persona peculiar, tenía una capucha negra, su rostro era irreconocible, pero aquella extraña persona, cogió a la mujer y la llevo al hospital.
Y ahí, aquella mirada perdida de la mujer cambio, sus ojos volvieron y se quedaron fijos en la persona que la ayudo, era como si por algún momento la mujer hubiera vuelto, como si por un segundo la mujer supiera, y estuviese viva. Sus ojos se cruzaron, tan solo por un segundo, pero ese segundo valió para que el encapuchado la cogiera y se la llevara.
La mujer acabo ingresada en un psiquiátrico, nadie la hablaba, nadie la conocía, era como un fantasma. Apareció en aquel pueblo, y se quedó en aquel pueblo, nunca más se volvió a hablar de ella, se quedo como una leyenda, una leyenda peculiar que poco a poco se olvidaba. Tampoco se volvió a ver al encapuchado, desapareció por aquellas calles, que se entrelazaba unas con otras, fue como un sueño que nunca paso.
Ella nunca más volvió al mundo, ella siguió perdida, perdida en aquella noche, en la cuál nadie sabia lo que había pasado excepto ella, lo único que repetía una y otra vez era, ¿Y si he sido yo?