일곱 - 𝓬𝔂𝓬𝓵𝓮 𝓲𝓷𝓯𝓲𝓷𝓲

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Era un nuevo y maravilloso día

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Era un nuevo y maravilloso día. El de hebras cobrizas se levantó para así elejir la vestimenta del día de hoy del más bajo, mandó a las mucamas para ir haciendo el desayuno y que arreglaran el estudio. Ya hace un año que había quedado completamente ciego, así que esto ya era casi de todos los días.

Despertó al más pequeño y lo ayudó a vestirse, mientras le daba su bastón para que pudiera caminar libremente sin chocar.

—¿Tienes una mejor idea del como será el final de la historia? — Preguntó curioso ya que ahora él era el que pasaba sus poemas, pensamientos, incluso ya dos novelas a papel gracias a una máquina de escribir. También era el supervisor de las obras teatrales que se preparaban a base de sus novelas.

—Tal vez... Aún sigo pensando en que si van a morir o vivirían hasta viejos, ó tal vez hacer que uno muriera  y el otro viviera. Realme no lo sé — Le dijo mientras se sentaba en la silla tomando la dona que estaría en su plato.

—Bueno... Podría ser que ambos murieran, ¿No crees? Al final es una historia trágica.

—Si, pero aún así sería mucho más trágico que uno quedará vivo manteniendo su recuerdo, extrañando las noches que pasó con ella — Le respondió enseguida, notando que la dona tenía relleno. —¿Qué te parecen las donas?

—Bueno, tienes razón, ¿Pero no crees que ya sufrieron mucho?

Absolutamente no — Le dijo con una sonrisa mientras miraba a la derecha pensando que el pelirrojo estaría ahí, aunque realmente estaba en el lado izquierdo.

—Absolutamente no — Le dijo con una sonrisa mientras miraba a la derecha pensando que el pelirrojo estaría ahí, aunque realmente estaba en el lado izquierdo

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Nos encontramos ubicados en el jardín, en donde un azabache se mantenía escuchando atentamente los sonidos de su alrededor.

El agua pasando por las pequeñas rocas, los pájaros cantando mientras se perseguían entre los árboles, una que otra ardilla robándose sus galletas, hasta que se escuchó el caminar de alguien conocido, en especifico de una dama.

—¿Necesita algo mi lord? — Pregunta cortes las peliverde mientras que el azabache reía en lo bajo.

—Sabes, te tomaste muy enserio tu papel de sirvienta tanto en mi novela como en la realidad — Dice con una sonrisa, imaginándose el rostro de su amiga, —Sabes, todo es muy extraño desde que perdí la vista...

—Bueno, tu perdiste la vista y yo mi cola junto con mi ecosistema, estamos mal — Dice la peliverde seriamente mientras levantaba su falda dejándose ver dos piernas robóticas. —Es algo curioso si lo piensas así.

—La verdad es que si, aunque bueno, supongo que tú debes de extrañar mucho tu cola... Sabes, intenté que pudieran reconstruirte, pero ya habías perdido mucha sangre, así que los médicos hicieron lo que pidieron.

—Lo entiendo y agradezco de verdad este regalo de tu parte. Por eso siempre estoy y estaré agradecida por este regalo — Le dijo sentándose frente a el sirviéndole un vaso de agua para así dárselo en la mano y no lo tiré.

—No me agradezcas, yo realmente lo hice de corazón. Con tu amistad es más que suficiente — Le sonrió cálidamente, haciéndole sacar una pequeña sonrisa a la contraria para después borrarla.

—Por eso te seguiré sirviendo hasta los últimos días de tu vida —  Comentó a lo bajo.

El ocaso cayó, y uno que otro grillo hacía su aparición, mientras que una pequeña brisa movía los cabellos del azabache

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El ocaso cayó, y uno que otro grillo hacía su aparición, mientras que una pequeña brisa movía los cabellos del azabache.

Pasos de hicieron presentes, cada vez más cerca. Hasta que el pelirrojo llegó ahí y se sentó a presenciar la bella vista. Mientras que el contrario mantenía su vista opaca en el té.

—¿Estás preocupado? — Preguntó él de sonrisa gatuna al sentir una aura de calidez.

—Es sólo que, me gusta sentir tu presencia todos los atardeceres.

Hubo un pequeño silencio entre ambos presentes, no lo negarían, estaban demasiado cómodos como para hablar ese momento.

La vida les pasaba como agua, sin embargo el tiempo no. El más alto se sentó a lado del contrario y besó su mano, da sacándole un pequeño sonrojo al más bajo de estatura.

—Eres la cosa más bella del mundo jamás creada hasta ahorita. — Dijo el azabache un poco sonrojado

—Lo mismo digo, corderito~

—Lo mismo digo, corderito~

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Fin-

•» 𝑇𝒉𝑒 𝑙𝑎𝑚𝑏 𝑎𝑛𝑑 𝑡𝒉𝑒 𝒉𝑢𝑛𝑡𝑒𝑟 «• ⁿᵃᵗˢᵘᵏᵃˢᵃ ʷᵉᵉᵏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora