다섯 - 𝓟𝓵𝓾𝓲𝓮 𝓻𝓸𝓼𝓮

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Desde que se convirtieron en pareja, llamaban la atención de la mayoría de los individuos que los miraban pasar

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Desde que se convirtieron en pareja, llamaban la atención de la mayoría de los individuos que los miraban pasar. Era ya un poco común que los híbridos y los humanos se convirtieran en pareja, pero claro, era aún ver más extraño ver a dos hombres juntos.

Pero bueno; nos ubicamos en el hogar del cazador: quien se encontraba durmiendo plácidamente, abrazado de el pequeño azabache. Ambos abrazados como su madre los había traído al mundo.

Una perfecta descripción gráfica sería: un ángel y un caballero dormidos.

Aunque su sueño no duró mucho cuando el más pequeño abrió sus ojos y comenzó a llenar su pecho de besos haciéndolo despertar.

-Hm... Buenos días~ - Dijo aún dormitando, soltando un pesado bostezo al final.

-Buenos días Natsu - Le dijo el mas pequeño y le dió un pequeño beso en sus labios para así levantarse de la cama, aunque fue detenido por el mayor al abrazarlo de la cadera. -Vamos~ tengo que terminar de escribir la próxima novela.

-Quedate aquí un poco más~ Prometo ser más gentil la próxima vez - Le dijo adormilado aferrándose de él aún más.

-Está bien, pero ten en cuenta que tenemos que regresar a mi casa en la tarde - Respondió un poco resignado mientras se acostaba a su lado.

El contrario simplemente le sonrió cálidamente cuando el menor le sonreía de la manera más inocente posible.

Su sonrisa era de algo de lo que nunca se podrá cansar.

El cazador se encontraba leyendo uno de los libros que le había recomendado el azabache mientras tomaba una taza de café

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El cazador se encontraba leyendo uno de los libros que le había recomendado el azabache mientras tomaba una taza de café. El día aparentemente se veía cálido y con una probabilidad casi nula de que lloviera. Era un día perfecto, con la vista perfecta y el café perfecto.

Normalmente al estar en su cabaña solía tallar juguetes de madera. Pero casi siempre estaba de fuera de casa ya que no le agradaba el sentimiento de la soledad al estar ahí solo, encerrado en cuatro paredes.

-¿Es muy hermoso el día, cierto? - Preguntó una peliverde mientras servía un poco de café en la taza del pelirrojo.

-Si, es cierto Sakura - Le respondió y volvió a tomar de su café, posteriormente desvío su mirada a el gran librero del más bajo de estatura.

De algún modo se había acostumbrado a vivir de este modo. Algunos fines de semana amanecían en la cabaña del pelirrojo, pero normalmente estaban en la casa del azabache.

Unas horas más tarde el cordero salió de su momento de trabajo, encontrándose con el cazador dormido en el sofá, enredado con una cobija a el calor de la leña

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Unas horas más tarde el cordero salió de su momento de trabajo, encontrándose con el cazador dormido en el sofá, enredado con una cobija a el calor de la leña. Una imagen que nunca podría borrar de su mente.

-Buenos días dormilón - Habló Tsukasa sentándose en las piernas del contrario.

-Buenas, pequeño - Le contestó el contrario mientras lo abrazaba de la cadera y ponía su cabeza sobre su hombro.

-¿Quieres salir afuera? Ya se está haciendo un poco tarde y sé que te gusta mirar el atardecer~ - Dijo el pequeño cordero mientras se daba la vuelta para así abrazar sus hombros.

-Claro, vayamos a fuera - Le dió un pequeño beso y se levantó mientras lo cargaba.

En el camino se hacían pequeñas bromas o ambos jugaban con sus orejas entre sí, era raro, pero creo que es más raro que un cazador se terminará enamorando de su presa.

Antes de llegar a la colina en la cual había una pequeña banca, se perseguían entre sí, y al llegar a la cima de esta se tiraron al pasto abrazados.

Respiraban pesadamente con un inmenso rubor sobre su rostro al estar cansados.

Sus miradas se elevaron al cielo, ambos encontrándose con un maravilloso cielo color rosado. Normalmente él crepúsculo era del color de los ojos del pequeño cordero pero hoy era un extraño color rosa, el cual se reflejaba en los platinos ojos del pelirrojo.

-Oye Natsu - Dijo el azabache, pero antes de que el contrario respondiera unas cuantas gotas de lluvia se hicieron aparecer.

-Dime - Le respondió con una de sus típicas sonrisas, ignorando aquellas gotas de agua, que de poco a poco se multiplicaban.

-¿Me podrías prometer algo? - Le preguntó el cordero.

-Claro.

-Prometeme que siempre estarás a mi lado - Dijo el más bajo de estatura mientras de levantaba, ayudando al contrario también.

-Lo prometo, y si no lo cumplo, que me parta un rayo - Pronunció confiado mientras más gotas de agua comenzaban a caer.

-Eres tan dulce... Te amo - Le susurró antes de que sus labios se unieron con los suyos.

Tan pronto como el contrario correspondió su beso, la lluvia comenzó a ser más fuerte. Aunque detrás de la lluvia, un pequeño azabache lloraba por el extraño sentimiento del momento.

No quería que el contrario se enterará de lo que le sucedía.

No quería que el contrario se enterará de lo que le sucedía

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Ya casi acabo-

•» 𝑇𝒉𝑒 𝑙𝑎𝑚𝑏 𝑎𝑛𝑑 𝑡𝒉𝑒 𝒉𝑢𝑛𝑡𝑒𝑟 «• ⁿᵃᵗˢᵘᵏᵃˢᵃ ʷᵉᵉᵏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora