Capítulo 2

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Lauren las guío a las caballerizas dónde BR terminaba su turno. El hombre negro al verla venir se alegro pero al ver aquellas dos Lady's palideció.

Creía que finalmente habían atrapado a Lauren que se vió obligada a entregarlo.

—¡Big Rob!—Exclamó la peli-negra con emoción.

El hombre ligeramente asustado pero preparado para lo que venía abrió los brazos esperando que no fuera la última vez que abrazara a su chiquilla.

—Niña del mal—Bromeó—¿Por eso haz tardado tanto?—Preguntó con voz amortiguada mientras la ojiverde estaba en sus brazos.

El hombre negro había sido la única figura paterna que ha tenido, no recordaba nada de su padre ni de su madre, habían estado viviendo solos desde que eran unos niños pequeños.

Ella con 10, Christopher con 5 y la pequeña Taylor con 2 añitos, luchando para sobrevivir en las calles donde los niños eran vistos como seres pecadores lleno de maldad.

Que erróneo.

—Algo así, tengo que llevar a esas dos señoritas fuera de aquí para que no cumplan su destino—Susurró en su oído aún siendo cargada.

Big Rob era un hombre muy alto y fuerte, Lauren tenía que casi saltar para verlo a los ojos. BR la bajo al suelo viéndola confuso.

¿No sé lo llevarían?.

—¿Có-cómo?—Preguntó desorientado.

—Necesito un favor.

—Dime—Murmuró interesado.

—Necesito que te lleves a las Lady's a mi cabaña, yo por lo mientras...

—Vas a hacer que los guardias de persigan—Interrumpió cruzándose de brazos.

—Afirmativo—Confirmo.

—De acuerdo, de acuerdo, pero explícame por qué llevarlas a tu casa.

Lady Camila y Lady Sofía veían todo en shock, al ver a ese hombre grande y negro ciertamente les asustó. Su padre les contaba historias acerca de esos hombres aunque ella no les creyeran su tamaño era impresionante...

Y más aún cuando la oji-verde saltó a sus brazos diciéndole Big Rob con tanta alegría.

—Hice un intercambio con el Lord Isaac, no tengo tiempo de explicarte lo demás pero las cuidare como si fueran familia—Explicó la ojiverde estirándose en el piso.

El hombre suspiró pasando su mano por su cabeza calva, haciendo soltar una risita a Lauren.

—Bien, te veré en la casa, niña del mal—Lauren sonrió al escuchar el apodo por la cuál él la llama.

—Bien, Lady's, este caballero las acompañará a lo que será su hogar de manera indefinida—Declaró perdiendo aquella sonrisa que habían visto con el hombre.

—¡Claro!—Lady Sofía sonrió entusiasmada, todo sería mejor estando fuera de aquellas reglas que las mantenían como simples sumisas.

Lady Camila únicamente asintió con una sonrisa diminuta, llamando la atención de Lauren que se quedó viendo aquella sonrisa por unos segundos demás antes de asentir sin razón.

—Yo-yo me tengo que ir, adiós—Se despidió agitando la mano sin voltear atrás.

Joder, ella no podía gustar de nadie, menos de una mujer ¡Y mucho menos de una de la realeza!. Agarró al caballo que siempre agarraba cuando huía. Se subió en un solo movimiento y empezó a trotar haciendo nada de ruido hasta llegar a la salida, dónde le dió un golpecito en el trasero al caballo con su pie haciéndolo relinchar llamando la atención de los guardias, al no tener su capucha, se amarro una tela larga y ancha en su rostro dejando únicamente sus ojos libres.

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